En 1959, Pedro Lazaga filmaba las triquiñuelas de Virgilio y Paco, que de vez en cuando visitaban alguna “ciudad castellana enrejada” para expiar sus andanzas. En una de esas salidas hacia adelante, crearon VIRPA EXPRESS, y con un par de autobuses robaban turistas a otras agencias para regalarles verdaderos recorridos folklóricos por cementerios, tabernas y demás localizaciones típicamente hispánicas. Y no les fue mal, que hasta la empresa rival terminaba por absorberlos para sacar el ingenio de Tony Leblanc y Antonio Ozores del mercado turístico.
Que pasamos cerca del Congreso, ilustramos con el símbolo del dólar, si nos coge un semáforo ante un banco la palabra desahucio se perfilará con unos colores fosforescentes, que nos da por ir a Cataluña, perfilaremos un buen jamón ibérico con forma de constitución, si llegamos a Sevilla lo teñiremos de olivos. Al paso por el Bernabéu se coloreará de rojiblanco, y ante el Calderón de blanco refulgente. Si paramos en la carnicería de mi barrio saldrá el color verde vegano y cuando estemos ante un McDonald’s la foto de una paella gigantesca les afeará la existencia a los hamburgueseros. Por supuesto, al paso de la sede de cada partido, pondremos los colores del contrario, o de todos los contrarios, será por dinero y mala baba…
Ah, y como encontremos por ahí a esos que quieren defender la corriente nueva del cordurismo, que se den por atropellados, con ellos no gastaremos ni pintura ni ingenio. Hasta ahí podríamos llegar. Hale, todos a tunear o aténganse a las consecuencias.