Trevor Noah es el presentador del famoso y satírico noticiario de Comedy Central, The Daily Show. Noah (Sudáfrica, 1984), cómico, comentarista y actor, fue nombrado en 2017 y 2018 una de las 35 personas más poderosas en los medios de Nueva York por The Hollywood Reporter. En 2018 también, la revista Timelo nombró una de las 100 personas más influyentes del mundo. Los temas principales de sus comedias giran en torno a su propia experiencia, su origen étnico o los problemas por el color de su piel y su infancia y adolescencia en Soweto durante el apartheid. Ha hecho chistes de carácter político interpelando al expresidente Donald Trump, y chistes sobre la raza por los que ha tenido alguna polémica.
En 2016 publicó sus memorias, Born a crime (Prohibido nacer: memorias de racismo, rabia y risa), un libro que conquistó a la crítica y que enseguida se posicionó entre los más vendidos en la lista del New York Times que lo nombró Memorias del año. «Triste, divertido, desgarrador e irresistible. Un relato inolvidable sobre una infancia en el apartheid… y una carta de amor a una madre excepcional».
Sin duda, es un libro excepcional. Noah relata anécdotas y memorias de su infancia y adolescencia en Sudáfrica. Una vida dura, complicada, cuando en primera instancia las leyes no le permitían nacer. En una sociedad completamente segregada, estaban mal vistas y prohibidas, de hecho, las relaciones entre personas de distintas razas. Su madre era negra, xhosa, y su padre suizo, blanco. Trevor Noah era medio negro, medio blanco. No era ni blanco, ni negro, y eso le causó problemas de integración que refleja en más de una anécdota. Era un chico de color, pero tampoco se sentía identificado en el grupo de los chicos de color.
Prohibido nacer nos traslada a la Sudáfrica del apartheid y a la del post apartheid. Unos tiempos de desequilibrio e incertidumbre.
Estas memorias demuestran que Trevor Noah fue un gran superviviente y que lo fue gracias a su madre. Estas memorias son, en gran parte, un homenaje a ella. El último capítulo dedicado a su madre es el más potente del libro.
Una madre muy católica, sin duda, pero progresista que procuró a su hijo las armas éticas y morales para salir adelante en una sociedad que no lo quería o que ni siquiera lo consideraba uno de los suyos por el color de su piel.
Eran pobres pero procuró que Noah hablara distintas lenguas: el inglés, el idioma del dinero, afrikáans, zulú, tsonga... El idioma le ayudó a romper barreras, a que los demás no se fijaran en el color de su piel. No era negro, las personas de color tampoco lo consideraban de los suyos, pero si hablaba tsonga era distinto. “Si me hablaban en setsuana, respondía en setsuana. Aunque no me pareciese a la otra persona, hablaba como ella, así que era igual que ella”. Como dijo Nelson Mandela y apunta Noah en un episodio: « “Si hablas con un hombre en un idioma que él entienda, eso le va a la cabeza. Pero si hablas con él en su idioma, eso le va al corazón”. Y qué razón tenía. Cuando haces el esfuerzo de hablar el idioma de otra persona, por mucho que solo sean frases básicas sueltas, lo que les estás diciendo es: “Entiendo que tienes una cultura y una identidad que existen fuera de mí. Te veo como a un ser humano”».
Es una historia que remueve. Duras memorias narradas, sin embargo, sin victimismo. Sí con fina ironía y con toques de humor, destacando en algunas ocasiones ese humor frente a la crueldad.
Prohibido nacer es una lección de cultura, es una cura de humildad, es una lección sobre la vida. Una lección de historia porque muestra cómo era la vida durante y después del apartheid en Sudáfrica. Nos acerca a una forma de vida, a una cultura, a una sociedad con diversas lenguas dividida por colores. Y nos muestra a una persona que creció en un país donde el racismo era ley, pero él se impuso a todos los prejuicios y obstáculos que le puso la vida.
PROHIBIDO NACERTrevor Noah
Blackie Books, 2017.336 Págs.Born a crimeTraducción: Javier Calvo