Prohibido perderse

Publicado el 29 mayo 2018 por Carlosgu82

¿Elegimos un camino por obligación? Estamos forzados por el ser social que en tantas ocasiones decide por nosotros. Esta parte social, tan natural del ser humano, es la que nos lleva a sentirnos perdidos. ¿Pero de que árbol sale la fuerza que nos obliga a avanzar por arenas movedizas? El árbol será la educación y la sociedad; las arenas, la trayectoria, y el resto, somos nosotros, a solas y naturalmente influenciados.

El influenciado ser social que decide por nosotros, y que no escucha nuestras necesidades es el que nos hace correr. Elegimos una disciplina y empieza la carrera; literal o metáforicamente. ¿Y quien gana? “Gana” el que más se especializa, el que se mete hasta los ojos en las arenas movedizas. Es cierto que lo tienen fácil aquellos con un interés claro en el que sumergir-se, y que no lo es tanto para aquellos con intereses varios y dispares. Aun así, los segundos se tiran de cabeza con prisa y se desorientan después.

Lo que nadie nos enseñó es que la única diferencia garantizada entre los de vocación (natural o impuesta) y los de intereses múltiples y dispares, es que los primeros viven más tranquilos. Por otro lado, el ser social de los segundos crea una concepción negativa ante esta situación, una especie de angustia escondida bajo el umbral de la consciencia. Uno se puede sentir perdido al compararse, algo normal en un sistema educativo orientado, mayoritariamente, a quienes buscan la felicidad en el éxito profesional.

¿Se puede evitar? Como postuló el psicólogo americano Albert Ellis “no son los hechos lo que nos altera, sino la interpretación que les damos”. Parte de la maduración psicológica hace que olvidemos crear espectativas o ver en ellas lo idealizado. A quienes varian en sus intereses les diría que no es malo sentirse perdido, es pararse a sentir. Nadie les explicó que es bueno pararse y que no tiene sentido compararse con los perseguidores de una sola disciplina, porque su suerte es otra.

La educación ha dedicado tiempo a enseñar a determinar lo que les interesa. Su suerte es que pueden dedicar su tiempo a distintos intereses indistintamente, y también pueden unirlos y crear intersecciones. Lo explica muy bien Emilie Wapnick cuando habla de síntesis de ideas: “tienen superpoderes multipotenciales. La combinación de dos o más campos y la creación de algo nuevo en la intersección.” Los que se interesan por campos distintos, pueden disfrutar de ellos por separado. Y deben tener presente, sin crear expectativas, que la innovación nace en la mezcla de distintas áreas de conocimiento. A alguien pudo gustar la informática, viajar i escribir, cuando se crearon las webs que pagan por escribir sobre viajes.

Creo que falta un dar un paso más en el sistema educativo para estar a la altura de los tiempos que corren. Aunque la pregunta “¿a que te quieres dedicar?” se va eclipsando  por “¿ya sabes lo que te gusta?”, tendremos que esperar un poco para oír “¿que cosa(s) te interesan?”.