Los niños y niñas son una rara avis en este mundo moderno.
Se encuentran localizados en colegios y escuelas infantiles y a veces, su cuidador o cuidadora les lleva también al parque o algún otro lugar donde haya instalaciones infantiles específicas. Que no suelen ser muchas, aunque todo el mundo se invente estadísticas elevadas que señalan la existencia de miles de millones de establecimientos donde al parecer, los niños tienen un espacio reservado para jugar tranquilamente mientras se toman un Cola Cao. Ya sabéis, con mesas y sillas de su tamaño y eso.
Últimamente se lleva lo de los Hoteles Adults Only, que no es ni más ni menos, que un hotel donde anuncian que "prohíben la entrada" a niños. Presentan un espacio libre de molestias y de ruido, donde la paz y tranquilidad reina por doquier para la satisfacción de los clientes. Porque no hay adultos borrachos en la piscina, ni en el bar, ni fumando a tu lado y echándote todo el humo, ni haciendo ruido en las habitaciones, ni hablando por el móvil con un altavoz que les sale de la boca.
No tener a niños cerca se vende como
un oasis de tranquilidad,
casi como unas vacaciones en una isla privada.
Porque en este mundo solo molestan los infantes.
Tengo que hacer una confesión: a mí esto de los hoteles sin niños antes me parecía una buena idea. No cuando no era madre, no vayáis por ahí: Cuando no tenía ni la más remota idea de lo que es un niño, de sus necesidades de movimiento, de su prisa por jugar y en definitiva, de cómo es un niño cuando se le permite ser niño.
He leído a personas diciendo "que los niños de hoy en día están maleducados", "que los padres les dejan hacer lo que quieren", y esos mismos adultos alegan que en su tierna infancia ellos "iban a un restaurante y estaban sentaditos en la mesa".
Otra confesión: Yo también era de ese tipo de niñas que estaba sentadita en la mesa, sin hacer ruido ni poder entrar en ningún tipo de conversación porque "cuando los adultos hablan los niños callan". Imaginemos a una persona (porque noticia, los niños también son personas), que tiene que estar en una mesa sentado sin moverse ni hablar, sin poder dar su opinión y sin que le presten ningún tipo de atención mientras el resto habla, rie, brinda... ¿Lo veis normal? ¿Es justo?
Siento decirlo así, pero esos niños que estábamos tan bien "educados" éramos AMEBAS Amebas (término acuñado por De Profesión Mami) que nos hemos convertido en adultos y no sabemos lo que es ser niño. Amebas a las que nos molesta que los niños sean niños y jueguen como niños, porque nosotros no hemos podido serlo. Amebas que no sabemos diferenciar la mala educación, de un juego y un comportamiento normal de niños.
Un dato importante: Los niños y niñas forman parte de la sociedad. Existen, están, respiran, viven, comen y duermen junto a nosotros. Crecen bajo nuestro ejemplo y si queremos criar retoños respetuosos tenemos que respetarles.
Como los niños son niños, no pasa nada por discriminar la entrada a un hotel o a cualquier otro lugar. Son niños, ¡qué más da! No se van a quejar, no sufren, no se enteran...
Además pueden entrar a un montón de sitios más.
Y los judíos también podían entrar en un montón de sitios en los que no se les prohibiese la entrada durante la II Guerra Mundial.
Y la gente de color también podía sentarse en el asiento que quisieran del autobús siempre que fuese de la parte trasera del mismo.
Este tipo de discriminación que sufren los niños, no solo en los hoteles y en las vacaciones, es inimaginable dirigida a personas de otra raza u orientación sexual, por poner algún ejemplo, en el siglo XXI. Pero lo peor de todo es lo aceptado socialmente que está, la gente que lo apoya y lo aplaude.
Los hoteles o cualquier otro establecimiento pueden dirigirse comercialmente al público que quieran, pero no prohibir la entrada a un público concreto. Es anticonstitucional, viola el artículo 14 de la Constitución Española: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Y además es denunciable.
Los niños no producen, y como no tienen voz ni votan, parece que no tienen derechos. Pero si los tienen, y yo quiero que mi hija tenga voz, que pueda defenderse, que reivindique sus derechos, que se alce antes las injusticias. Y mientras ella no pueda hacerlo, lo haré yo.
Los más pequeños también forman parte de la sociedad, y esta en su conjunto es la que no está preparada para convivir con ellos, no al revés. Debería prepararse para tolerar a los niños igual que lo hace con otros muchos colectivos.
No hace falta decir que los niños son el futuro y que debemos tratarles como queramos que ellos nos traten cuando sean los adultos, y lo más importante, dejarles disfrutar de su infancia sin esconderlos ni discriminarlos.