Prolegómeno de la segunda revolución

Publicado el 31 diciembre 2015 por Jmartoranoster

Los resultados del pasado 6D, lejos de haber representado una derrota circunstancial para el pueblo patriota y bolivariano, se han constituido en un despertar de los sentimientos revolucionarios; muy similares, en cuanto a tiempo histórico, aquellos días posteriores a la caída del Comandante Chávez producto del golpe fascista, en abril de 2002. Si bien, por instantes, nuestro pueblo se refugió en sus viviendas para tratar de discernir lo ocurrido, una vez entrado en conciencia plena de lo ocurrido, se lanzó a las calles a tratar de reconquistar lo que, por derecho, les pertenece: esta Revolución Bolivariana y, con ella, todo el bagaje de derechos y grandes conquistas sociales obtenidas a lo largo de 17 años ya. Si los días posteriores al 12 de abril representaron la restauración de la Revolución y, con ello, la reincorporación del Comandante Chávez de nuevo a sus funciones de máximo líder; lo ocurrido, posterior al 7D, siguió un libreto similar, sólo que, a diferencia, el sentido crítico y autocrítico del pueblo patriota y revolucionario se había elevado a la enésima potencia en búsqueda de respuestas a lo ocurrido en el evento electoral del 6D. Evento que, por lo demás, abrió cauces para que la contrarrevolución imperialista, avanzara en sus pretensiones de derrocar por ahora y para siempre, nuestra Segunda Revolución de Independencia, signada por los supremos valores del Bolivarianismo y del chavismo.

Si en 2002, el pueblo patriota y revolucionario se movilizaba en procura de restaurar el liderazgo bolivariano y su máximo líder, trece años después lo hacía en protección de los derechos y garantías sociales y legales que esa Revolución le había legado como protección de sus derechos y garantías constitucionales, amenazadas ahora, por la contrarrevolución imperialista envalentonada por su triunfo electoral del 6D. En pocas horas, el pueblo venezolano todo, pudo ver los colmillos al monstruo de la contrarrevolución que borracha de victoria dejaba al descubierto sus verdaderas intenciones de "cambio", en los intentos de tomar PDVSA por el alcalde de Maturín acompañado de militantes de Gente de Petróleo quienes gritaban consignas tales como: "El cambio ya empezó", lo que trajo la respuesta masiva de los trabajadores petroleros, quienes acudieron a repeler esta intentona fascista que, como todo ardid de la historia los reencontraba como aquel abril de 2002, solo que, en aquel entonces, los trabajadores y trabajadoras petroleras no ejercían a plenitud el resguardo de nuestra principal industria, conquista obtenida meses después de haber derrotado esa contrarrevolución fascista imperialista. Pero, esa contrarrevolución borracha de poder, no se quedó en esa intentona de toma de PDVSA, cuanto diputado electo o electa en todos los rincones del país comenzaron a hablar libremente sobre sus intencionalidades una vez se juramentaran en sus cargos, y comenzaran sus ejercicios legislativos. Los hubo quienes hablaron de eliminar Mercal, privatizándola, propuesta nada nueva, pues al revisar el plan de gobierno del doblemente candidato presidencial Capriles Radonski, allí estaba plasmada esa propuesta, además de ser una exigencia de Mendoza y demás empresarios del ramo alimenticio, quienes continúan insistiendo en que el Gobierno debe entregárselas para ponerlas a producir, muchas de las cuales y eso es importante que el pueblo lo sepa, fueron arruinadas o quebradas por ellos mismos. Eso sería, como decimos en criollo, poner zamuros a cuidar carne.

Otros actores que, en lo fundamental, han colocado sus propiedades y negocios en riesgo con la "guerra económica", para el logro de ese triunfo de la contrarrevolución imperialista, también se han expresado y manifestado sus ambiciones, tal el caso de Fedecámaras, Consecomercio, la Cámara Inmobiliaria, valga decir: la burguesía en pleno. Sin tapujos de ningún tipo, la burguesía solicita a la nueva Asamblea Nacional, que les deroguen determinados artículos de la LOTTT, relacionados con la estabilidad laboral, el pago de las Prestaciones Sociales y otros que amplían los derechos sociales de la clase trabajadora o en su defecto, que se derogue esa Ley por otra que ya, sus bufetes de abogados, tal como ocurría en la cuarta república, se encargaran de redactarla para que la apruebe esa nueva Asamblea. Asimismo, solicitan la derogación de la Ley de Precios Justos, para que sea el Dios mercado quien regule los precios de los bienes y servicios a que tiene derecho nuestro pueblo; eliminando sanciones de todo tipo contemplado en la actual legislación, valga decir, implantar en los hechos, la anhelada liberación de precios. Por su parte la Cámara Inmobiliaria, también exige se deroguen aquellas leyes que tienden a proteger al deudor hipotecario, de manera de facilitarles los desalojos y recuperar con ello, la potestad de ejercer a plenitud sus derechos de propiedad, entre éstos, poder alquilar en dólares sus propiedades. Establecer escenarios inhumanos como los vividos por el pueblo español con los llamados "desahucios", los cuales ahora veríamos surgir en nuestro país, si esa nueva Asamblea se atreviera a derogar el Decreto Ley Contra los Desalojos Arbitrarios, solicitado por esa Cámara empresarial. Incluso, hasta la burguesía mediática, dueños de medios de comunicación, ya exigen la derogación de la Ley RESORTE. Mucho peso, tendrán en las decisiones de esa nueva Asamblea Nacional, las directrices que emanen desde Fedecámaras, pues, nadie como el sector empresarial, la burguesía, se empeñó tanto en el logro de ese triunfo electoral.

Un último factor, quizás el más importante en el logro de ese triunfo de la contrarrevolución, lo constituye el imperialismo de los EEUU. Tan igual que Fedecámaras, procurarán que las leyes que protegen y garantizan nuestra soberanía plena sobre los recursos energéticos, sean liberalizadas y permitan abrirles surcos a potenciales entradas al capital privado transnacional. Al imperialismo, en medio de su debacle, le urge echar manos de nuestros inmensos recursos energéticos y, principalmente, echar al basurero de la historia lo que es, y será, el ejemplo dado por nuestra Revolución a los pueblos de nuestra América. Derrocar la Revolución Bolivariana se constituye en un objetivo histórico para el imperialismo de los EEUU y, en ello, se le irá la vida. Las campañas mediáticas para satanizar el liderazgo Bolivariano, tal cual lo hicieron contra nuestro Comandante Chávez y tiempo atrás, contra el Padre Libertador Simón Bolívar, no solo que continuarán sino que arreciarán, fiel ejemplo de ello, es la reciente denuncia del diario Nuevo Herald que se orienta a vincular directamente al camarada Presidente Maduro con el narcotráfico y lavado de dinero. El imperialismo de los EEUU, estima que les llegó la hora y no se irán con medias tintas en la búsqueda de su objetivo de estos tiempos, derrocar al Presidente Maduro y borrar de la historia de nuestros pueblos todo vestigio de Revolución Bolivariana, del Comandante Hugo Chávez. La satanización del camarada Maduro, Diosdado, los altos mandos militares y camaradas revolucionarios de la dirección nacional de la revolución, vinculándolos al narcotráfico, lavado de dinero y corrupción, no tiene otro fin sino, una vez logrado el objetivo del derrocamiento del Gobierno Revolucionario, garantizarse su eventual procesamiento judicial y posible destierro a los EEUU, donde los esperaría la "justicia" gringa con sus penas de condenas perpetuas; descabezando con ello, toda posibilidad de restauración revolucionaria y bolivariana.

La Revolución ha entrado, sin duda, en una nueva fase. No hay posibilidad de negociación o conciliación alguna con el imperialismo y sus agentes nacionales. Con una base de apoyo de cerca de 6 millones de compatriotas, solo resta Vencer o Morir. ¡Necesario es Vencer! En palabras de nuestro prócer José Félix Rivas, que hoy repiten nuestros hermanos y hermanas de toda la América y más allá, en nuestro mundo interconectado. Nuestro pueblo revolucionario, ha manifestado en las calles de la República su disposición para el combate, tanto, que la representación de la burguesía ha tenido que recoger sus intenciones de ir a fondo al desmontaje del Estado de Derecho y de Justicia construido a lo largo de estos 17 años de Revolución Bolivariana. Tanto, que la oposición contrarrevolucionaria, se ha divido en dos facciones, una que clama por el derrocamiento en los próximos seis meses, que lidera Ramos Allup (AD, Voluntad Popular y UNT): "El compromiso de procurar dentro del lapso de seis meses subsiguientes a la toma de posesión de la nueva AN, una solución constitucional, democrática, pacífica y electoral para el cambio de gobierno...", y otra, que procura ir con mayor cuidado, tal como lo expresa Julio Borges de Primero Justicia: "A veces el camino más corto es el más largo, y el que parece más largo es el más corto". De hecho, ya adelantan el debate candidatural entre Capriles y López. Eso dice mucho de los tiempos por correr y la premura de tomar decisiones acertadas, revolucionarias y como recomendó nuestro Comandante Chávez al camarada Maduro cuando le entregaba el testigo de la Revolución para que lo liderara: "...dirigiendo, junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta Patria", aquel ocho de diciembre de dos mil doce.

El 6D, ha abierto un nuevo proceso de Revolución en curso en el que estimamos, el pueblo debe asumir el protagonismo, abiertamente. Signos de ese nuevo proceso en curso, lo representa la dualidad de poderes que se inicia a partir de este 05 de enero del año próximo. Señala Trotsky, en su célebre obra "Historia de la Revolución Rusa": "La preparación histórica de la revolución conduce, en el período prerrevolucionario, a una situación en la cual la clase llamada a implantar el nuevo sistema social, si bien no es aún dueña del país, reúne de hecho en sus manos una parte considerable del poder del Estado, mientras que el aparato oficial de este último sigue en manos de sus antiguos detentadores. De aquí arranca la dualidad de poderes de toda revolución" [...]"La misión de la revolución o de la contrarrevolución consiste precisamente en triunfar, en cada nueva etapa, sobre esta "anarquía" de la dualidad de poderes. La dualidad de poderes no sólo presupone, sino que, en general, excluye la división del poder en dos segmentos y todo equilibrio formal de poderes. No es un hecho constitucional, sino revolucionario, que atestigua que la ruptura del equilibrio social ha roto ya la superestructura del Estado". La solución a esta situación bien la describía Lenin en su obra "Las tareas del proletariado en nuestra Revolución": "En un mismo Estado no pueden existir dos poderes. Uno de ellos está destinado a desaparecer". En un artículo escrito para la Pravda a mediados de 1917, Lenin se preguntaba: "¿Ha desaparecido la dualidad de poderes?" y se respondía: "Visto desde un ángulo marxista, la actitud "conciliadora" de los líderes narodnikis y mencheviques es una manifestación de indecisión pequeño burguesa. La pequeña burguesía teme confiar en los trabajadores y teme romper con los capitalistas. Tal vacilación es inevitable, como inevitable es nuestra lucha, la lucha del partido proletario para vencer la indecisión y hacer que el pueblo vea la necesidad de rehabilitar, organizar e incrementar la producción. No hay otra salida. O retrocedemos al gobierno absoluto de los capitalistas o avanzamos hacia la verdadera democracia, hacia la decisión de la mayoría. Esta dualidad de poderes no puede durar mucho".

El camarada Luis Bilbao, en reciente artículo de opinión (Doble Poder en Venezuela), actualizaba los conceptos al caso nuestro y señalaba acertadamente: "Si el doble poder está instalado y representado en la Asamblea Nacional, no será allí donde se dirimirá. No se trata de diputados y mayorías eventuales. Se trata de la lucha de clases en su más franca expresión. El Parlamento Comunal no será representación del poder de las mayorías si no está plasmado en organismos de masas, participativos y democráticos, desplegados en todo el país, en cada lugar de trabajo o de estudio. Entendido de esta manera el poder efectivo se traslada al Parlamento Comunal y choca de frente con los declarados propósitos de la mayoría burguesa en la Asamblea Nacional". Finaliza Bilbao con una verdad, al estilo de nuestro Comandante Chávez: "Inviable una victoria si la voluntad insurrecta de las masas no se expresa en toda su potencia. Igualmente inviable sin la dirección lúcida y férrea de la dirección revolucionaria", valga decir, sólo el pueblo salva al pueblo, y saberlo conducir por los derroteros de la victoria impecable, es la tarea del momento presente para la dirección revolucionaria que habrá de actuar con la única forma posible, aquella que nos recomendara nuestro Comandante Eterno: "...junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta Patria".