En una entrevista con la cadena de televisión Fox News, McDonough dijo acerca del presidente que: "Él siente que tiene una obligación con su sucesor para cerrarlo, y por eso vamos a hacerlo. Por supuesto que sí", informó la agencia Efe desde Washington.
El jefe de gabinete de Obama no precisó, sin embargo, si el mandatario podría echar mano de medidas ejecutivas o decretos para cerrar la prisión para sospechosos de terrorismo en caso de que el Congreso no coopere en su plan. "El presidente ha dicho que va a presentar un plan al Congreso y trabajar con el Congreso, y después llegaremos a alguna determinación final", se limitó a indicar McDonough.
Desde su primera campaña electoral presidencial en 2008, Obama prometió cerrar la prisión en el plazo de un año, y desde entonces ha apuntado a las trabas del Congreso para el traslado de los presos como el principal obstáculo que le ha impedido cumplir esa promesa.
La Administración de Obama ha avanzado mientras tanto en el traslado de prisioneros a terceros países, y en la prisión quedan actualmente 105 reos de los cerca de 800 que llegó a albergar a comienzos de la década pasada, la mayoría de ellos sin que se presentaran cargos en su contra.
La Casa Blanca tiene previsto dejar la población carcelaria por debajo del centenar antes de que finalice el mes de enero, para acelerar las liberaciones de aquellos que no suponen una amenaza y considerar opciones carcelarias para los que sí son catalogados de peligrosos o están a espera de un juicio en comisión militar.
El Pentágono lleva más de medio año trabajando en un plan para cerrar la cárcel, y a finales de 2015 la Casa Blanca rechazó un primer proyecto por considerarlo demasiado costoso.
El cierre de Guantánamo también se ve entorpecido por el temor de legisladores y expertos de que los expresidiarios de Guantánamo, donde se produjeron interrogatorios con tortura y se creó un sistema fuera de las garantías legales estadounidenses, se unan a grupos radicales islámicos nada más salir de la prisión.