Es la hora de promocionarse. A apenas un par de semanas de que el libro esté en la calle, tengo preparados los carteles para empapelar mi ciudad. Aquí teneis también el diseño de los marcapáginas a la espera de encontrar una imprenta que me los imprima a un precio razonable. Se que no soy nadie en este mundillo, por lo que mi única opción para conseguir notoriedad y, por consiguiente, que el libro se venda, es darme a conocer. Hay libros cuyos autores nadie conoce, pero que consiguen abrirse un hueco en el complicado mundillo editorial a fuerza de ser exhibidos en escaparates y librerías.
Pretendo que la campaña de publicidad de mi novela sea notoria. Repartiré marcapáginas en todas las librerías que esten a mi alcance, para que se los regalen a todo el que se acerque a comprar un libro, ya sea el mio o cualquier otro. También telefonearé a algunos periódicos para que se hagan eco de la presentación de mi nueva novela, con lo que espero despertar la curiosidad de mucha gente.
Los carteles que anunciarán mi libro adornarán las calles, las librerías y las universidades de mi ciudad. También empapelaré Granada, aunque eso tendré que dejarlo para cuando vaya, a finales de Septiembre.
Como veis, yo me lo guiso y yo me lo como. Es la maldición del escritor primerizo, lejos de las arriesgadas y costosas campañas de marketing que preceden a los grandes lanzamientos editoriales. No pagaré reseñas en revistas importantes, pero trataré de que mi libro se difunda a traves del "boca a boca" No me importa vender. Lo que me importa es llegar a los lectores. Mi ilusión y la confianza ciega que tengo en mi obra intentarán competir con los grandes.
Tiembla, Perez-Reverte.