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Os cuento más...
Argumento
1887. Alonso es un joven criollo español, algo ingenuo e inestable, nacido en un pequeño pueblo de Luisiana. Trastornado por los malos tratos paternos a los que, durante su infancia, fueron sometidos su madre y él, se encamina hacia el desierto de Sonora, convencido de que allí se oculta el tesoro perdido de Moctezuma. Aunque precavido por naturaleza, es incapaz de imaginar los peligros que allí le esperan, y mucho menos que acabará encerrado, como un loco cualquiera, en un asilo para dementes.Una institución que esconde, tras una apariencia externa modélica, un terrible secreto; un lugar donde se encontrará con alguien a quien creía largamente olvidado, y en el que se tendrá que enfrentar con su más oscuro pasado.Una historia que, con el telón de fondo de las instituciones psiquiátricas de la época, nos habla de la fragilidad de la amistad, de la locura de los cuerdos y la cordura de los locos, y de cómo las leyes de la evolución y la herencia se convirtieron en los cimientos sobre los que se levantaría la idea de “higiene racial” a finales del siglo XIX y principios del XX.
Os transcribo un párrafo de sus conclusiones: «se trata de una buena novela que gustará a todo aquel que quiera viajar a la vez que aprender y que sienta que la mente también puede tener un lugar privilegiado en cualquier novela de aventuras. Aunque no tenga guerras, ni batallas o trincheras».
Leed la reseña completa de Divagancias y veréis que es un libro que no solo nos entretiene, es un libro que agitará nuestras mentes.
Extracto:
«Unos dedos, que se le antojaron tan delicados y suaves como la piel de un visón, se deslizaron entre los largos mechones de su pelo, acariciarlos con dulzura. El roce de las yemas le producía un ligero cosquilleo, un pequeño y grato escalofrío que descendía por su nuca, una sensación de tranquilidad, de bienestar. La sensación de estar en casa. Abrió los ojos. Una sonrisa de profunda felicidad cruzó el rostro de Alonso. Parecía en paz con el mundo. «¡Madre! ¡Estás aquí!», dijo esperanzado, repleto de consuelo. Levantó la mano del frío suelo y la pasó cariñosamente por el dorso de la de ella. Olía a harina, a pan recién hecho, a las rosquillas de limón y canela que preparaba en las ocasiones especiales; olía a lavanda y a ropa limpia, pero sobre todo olía a madre, a ese perfume natural de las madres, mezcla de amor y de leche que te transporta a los primeros días, a tu infancia temprana, que te envuelve en un calor confortable y te invita a arrebujarte a su lado, sabiéndote en el mejor de los mundos. Cerró los ojos deseando que aquel momento durara eternamente».
Fernando Arnáiz nació en Bilbao en 1961, creció en A Coruña, y se licenció en Ciencias Químicas tras estudiar en la Universidad de Santiago de Compostela y la Universidad Autónoma de Madrid. Después de treinta años dedicado profesionalmente a los mercados energéticos internacionales, publicó en el año 2015 su primera novela, Fénix, una impredecible novela de intriga histórica muy bien acogida por los lectores que nos hizo viajar por medio mundo, desde la época de Felipe II hasta los albores del siglo XXIII.Cien locos conocí es su segunda novela.
Visitad la web del autor para ampliar información, https://fernandoarnaiz.com/
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