Walt Whitman, Hojas de hierba (1855), pág. 28.Pronto ya no habrá sacerdotes. Han cumplido su obra. Quizá demoren un momento..., tal vez una o dos generaciones..., y desaparecerán gradualmente. Un linaje superior tomará su puesto...; las cuadrillas del cosmos y de los profetas tomarán en masa su puesto. Surgirá un nuevo orden y sus hombres serán los sacerdotes del hombre, y cada hombre será su propio sacerdote. Las iglesias construidas a su sombra serán las iglesias de los hombres y de las mujeres. En virtud de su propia divinidad, el cosmos y el nuevo linaje de poetas serán los intérpretes de los hombres y de las mujeres, y de todos los acontecimientos y de todas las cosas. Encontrarán su inspiración en los objetos reales de hoy, síntomas del pasado y del porvenir... Ellos no se dignarán defender la inmortalidad, ni a Dios, ni a la perfección de las cosas, ni a la libertad, ni a la exquisita belleza y realidad del espíritu.