A veces hasta hacemos una lista, marcando las que son importantes.
Para alcanzar las metas es necesario que sean nuestras propias metas, nuestros verdaderos propósitos de año nuevo. Decidir qué es lo importante para nosotros este año, qué queremos en definitiva.
Porque a veces lo que nos proponemos a principios de año no es lo que nosotros queremos, sino lo que pensamos que nos hará más deseables, queridos o amados por otros. Lo que pensamos que otros quieren de nosotros.
Esta vez decide por ti. Piensa solamente por ti.
Una vez que hayamos escogido una meta, es el momento de involucrarnos por completo en la consecución de ese propósito de año nuevo.
Son cuatro las fases que definen el proceso de consecución de objetivos: 1º Quiero, 2º Puedo, 3º Voy y 4º Estoy.
Quiero algo, ser algo, alcanzar algo, tener algo.
Puedo alcanzarlo, tenerlo o serlo.
Voy a comenzar el proceso, el camino, planificando cada paso y cada pequeña meta.
Y Estoy, es decir comienzo de verdad a andar, me digo a mi mismo que ya he empezado, que ya estoy más cerca del objetivo.
En diferentes entradas de este blog he propuesto formas de planificar metas, objetivos y deseos, así que os remito a ellas.
Plantear tiempos, medios, objetivos a corto y medio plazo. Recompensas que nos daremos, es importante. Detectar señales e indicadores de que estamos llegando... o de que nos alejamos del objetivo, también.
Hay que asegurarse de conocer también a qué vamos a renunciar para alcanzar la meta – porque lograr algo suele implicar renunciar a otra cosa.
Pero lo importante es saber que esta vez es nuestro objetivo, que podemos lograrlo, que vamos a conseguirlo. Que ya lo estamos consiguiendo.