El Partido Socialista ha dado otra muestra de su extraña visión de las prioridades que cree que hay que abordar en España: en sus enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado se pide una partida de 150.000 euros para “actuaciones iniciales básicas para la redefinición y reorientación del mausoleo del Valle de los Caídos en El Escorial”.
La idea, y no es la primera vez, la tuvo el Sr. Odón Elorza, y parece ser que es insistente en la misma, e incluye trasladar los restos de Francisco Franco a El Escorial, según he leído.
Decíamos en este mismo espacio hace escasas fechas, que la proximidad temporal de la dictadura, pese a que hace cuarenta años que falleció el caudillo, levanta sentimientos encontrados, a diferencia de lo que sucede con otros acontecimientos históricos; en el Monasterio de El Escorial, reposan los restos de reyes absolutistas, cuyos reinados, no solamente distaron mucho de ser democráticos, sino que se tiñeron con sangre de propios y extraños, algo que el paso del tiempo hizo caer en el olvido sentimental. No creo que a nadie, socialista, popular o podemita, se le ocurra “redefinir” o “reorientar” la mayor masa de piedra de España. El franquismo, lo queramos o no, forma parte de nuestra historia más reciente, y la prueba más palpable de haberlo superado, es respetar, en buena medida, las huellas arquitectónicas que dejó en nuestro país. La Universidad Laboral de Gijón es otra evidencia de la megalomanía propia de esta clase de gobiernos, y no por ello precisa derruirse ni “reorientarse”. No sería una mala idea dejar las cosas como están para mantener vivo el recuerdo de aquello que pasó, para que nunca jamás pueda volver a suceder.