Propuestas para un pacto de Estado sobre energía

Por Pistachez

Con la intención de progresar hacia una política energética libre de carbono, justa y sostenible, Amigos de la Tierra a través de su campaña S.O.S. Clima lanza una serie de propuestas para conseguir un pacto de estado sobre la energía. A continuación podréis leer el documento de posicionamiento, y más abajo, descargarlo en format pdf.


No todo vale, no cualquier pacto es aceptable

La propuesta de un pacto de estado en materia energética ha sido acogida por la sociedad y también por Amigos de la Tierra como algo positivo. La actual crisis ambiental vinculada al cambio climático, así como la escasez de los combustibles fósiles y recursos naturales, y en particular el pico de la producción de petróleo en un horizonte cercano, hacen del pacto energético en el estado español algo urgente.

En cambio, la posibilidad de poner de acuerdo en este aspecto a los dos principales partidos políticos no es razón suficiente para que cualquier pacto, sean cuales sean sus contenidos, sea aceptable. En este sentido, el actual marco de crisis económica parece brindar el pretexto perfecto para que la opinión pública “aturdida” asuma sin cortapisas “cualquier” pacto de estado. La decisión de que sea en verano y por la vía de urgencia, cuando los dos principales partidos políticos se disponen a abordar este acuerdo parece reafirmar que PSOE y PP no están dispuestos a dialogar ni a mantener un debate abierto a toda la sociedad sobre una cuestión tan clave y determinante como la energética.

La energía define el modelo de vida

El energético es un sector estratégico ya que la energía determina lo que somos; su utilización y obtención definen un sinfín de políticas:

- políticas de movilidad y por tanto de infraestructuras, en la medida en que apostamos por el transporte privado y por carretera altamente dependientes de combustibles fósiles;

- políticas medioambientales, en particular relativas a una paulatina erradicación de la dependencia de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) y la energía nuclear;

- políticas de agricultura y desarrollo rural, en cuanto a la enorme demanda energética del actual modelo de agricultura industrial;

- políticas de relaciones exteriores y de cooperación, en la medida en que somos un país dependiente de la importación de combustibles fósiles así como de uranio;

- políticas de defensa o de armamento, en lo referente al desarrollo de la energía atómica. y un largo etcétera de otras políticas que se ven condicionadas.

Hablar por lo tanto de energía es inexcusablemente hablar de nuestro modo de vida, de nuestro modelo económico, de nuestra forma de producir y consumir, de cómo interactuamos con la biosfera y de cuáles son nuestras relaciones con otros países de los cuales extraemos principalmente combustibles fósiles, pero también uranio y materias primas para los agrocombustibles.

Hoy en día la vida en los países industrializados se articula en torno al consumo de energías fósiles no renovables y altamente contaminantes. Como alternativa al uso de las fuentes no renovables de origen fósil (como el carbón, el petróleo y el gas), cuya apropiación sigue provocando fuertes tensiones entre países y que en ocasiones desencadena conflictos bélicos e injusticias sociales, nos encontramos con las amplias alternativas que ofrecen las energías limpias y renovables.

Desde Amigos de la Tierra apostamos por una transformación de nuestro sistema energético y social y así, pedimos:

· una reducción del consumo energético en términos absolutos;
· una mayor eficiencia tanto en la transformación como en el uso final de la energía;
· una progresiva eliminación urgente de los combustibles fósiles y la energía nuclear;
· permitir que las energías renovables nos hagan vivir en una sociedad más justa y responsable con el medio ambiente; por ejemplo España es el país europeo donde la energía solar tiene mayor potencial.

Es el momento de apostar por otro modelo energético

Esta transformación social necesita un cambio de perspectiva: nuestro estilo de vida, especialmente nuestras pautas de consumo, deben cambiar, incorporando una valoración de los impactos ambientales y sociales que tienen nuestras acciones y por tanto teniendo en cuenta indicadores de sostenibilidad como la huella ecológica y la huella de carbono.

Pero también es necesario una orientación política clara y el desarrollo de legislación que haga posible el cambio de modelo. Los informes y estudios demuestran unánimemente

1) la viabilidad técnica y económica de las energías renovables;
2) su enorme potencial en el Estado;
3) las ventajas socioeconómicas asociadas a su desarrollo: reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, gran potencial de creación de empleo sostenible, y reducción de la dependencia energética.

Un estudio del Instituto de Medioambiente de Estocolmo y Amigos de la Tierra de 2009 describe las medidas necesarias para reducir para el año 2020 las emisiones de GEI en un 40% respecto a los valores de 1990. El escenario que el estudio obtiene como resultado muestra una Europa económicamente fuerte y más equitativa donde se mantiene el nivel de vida de sus ciudadanos. Además evidencia que la reducción de emisiones es técnicamente posible y económicamente positiva a corto plazo. Para ello, el estudio determina que el sistema energético debe experimentar un cambio urgente y drástico hacia las energías renovables. El objetivo además es alcanzable sin recurrir ni a la energía nuclear ni a los agrocombustibles.

Requiere, eso sí, una fuerte y rápida inversión en renovables y una legislación europea y estatal acorde con el objetivo. Evitar las peores consecuencias del cambio climático apostando por la energía renovable es, pues, una cuestión de voluntad política.

Por todo ello los partidos políticos no pueden dejar pasar la oportunidad de mirar al futuro en la negociación de un Pacto de Estado en materia energética.

Por un pacto ambicioso con objetivos claros

En este documento esbozamos lo que para Amigos de la Tierra son los límites o las “líneas rojas” de un pacto de estado en materia energética que no deben ser a nuestro entender rebasadas. También proponemos la dirección hacia la que debe ir nuestra sociedad en lo que a producción y consumo de energía se refiere.

En Amigos de la Tierra entendemos que es indisociable la cuestión energética de los problemas ambientales y sociales. Y no podemos, cuando hablamos de energía, hacerlo exclusivamente en términos de energía eléctrica, sin referirnos a las cuestiones de movilidad y transporte, principal consumidor de energía proveniente de combustibles fósiles.

Entendemos que un Pacto de Estado sobre Energía en el Estado Español debe tener de forma general los siguientes objetivos:

1.- Reconfigurar nuestras necesidades individualidades y colectivas.

2.- Luchar urgentemente contra el cambio climático a través de una política energética libre de carbono.

3.- Establecer un mix energético ajustado a nuestras necesidades, respetuoso con el medio ambiente, justo y solidario.

Y que cada uno de ellos contenga los elementos detallados a continuación, en forma de compromisos vinculantes para todos los partidos políticos y los gobiernos.

1.- Reconfigurar nuestras necesidades individualidades y colectivas:

- Un pacto para la reducción del consumo energético en términos absolutos.

   1. Sensibilizar a la ciudadanía en un nuevo modelo de consumo fundamentado en el ahorro energético, supeditado a los límites de la Tierra y a un reparto equitativo entre todos los seres humanos, potenciando la educación ambiental como herramienta de transformación de la sociedad hacía la sostenibilidad.

   2. Establecer indicadores de medición del uso de recursos que tengan en cuenta las materias primas, tierra, agua y emisiones de CO2, tanto en nuestro territorio como fuera, para cada una de las fuentes de producción energética (según lo que propone Amigos de la Tierra en este estudio).

   3. Priorizar políticas que contribuyan a la reducción del consumo energético, entre ellas las de ahorro y eficiencia energética, en particular en el transporte y la vivienda, pero también en comercios, espacios públicos e industria, tanto desde el desarrollo normativo como planes de ayudas. Dichas políticas buscarán reducir prioritariamente las fuentes de energía con mayor uso de recursos e impacto ambiental y social.

   4. Establecer políticas fiscales que desincentiven el consumo energético a nivel industrial, comercial, público y domiciliario.

2.- Luchar urgentemente contra el cambio climático a través de una política energética libre de carbono:

- Un pacto que vaya hacia una economía libre de carbono, con el compromiso de alcanzar una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero equivalente en términos de reparto del esfuerzo a una reducción de la Unión Europea del 40% en 2020 y un 90% en 2050.

- Un pacto que, además, establezca compromisos concretos de reducción para cada sector y en un marco temporal limitado, utilizando herramientas como los presupuestos de carbono

- Un pacto que se comprometa con la movilidad y el transporte sostenible:

   1. Reducir la movilidad y en especial el tráfico en vehículos motorizados privados.
   2. Apostar fuertemente por el transporte “no motorizado” y en especial el uso de la bicicleta como transporte alternativo al coche en zonas urbanas.
   3. Fomentar el uso del transporte público.
   4. Limitar el transporte de mercancías como por ejemplo los alimentos, favoreciendo el consumo de alimentos locales y de temporada.
   5. Para lo que sea necesario transportar, inducir un cambio modal para que el transporte por ferrocarril sea prioritario y repercutir todas las externalidades sobre el precio de cada medio de transporte.

3.- Establecer un mix energético ajustado a nuestras necesidades, respetuoso con el medio ambiente, justo y solidario:

- Un pacto que busque alcanzar el 100% de fuentes renovables para la producción de electricidad en el estado español, con un horizonte en 2050.

   1. Apostar fuertemente por las energías renovables, en particular por la eólica y solar dado que esta última tiene un gran potencial en España, gestionando adecuada el impacto ambiental de las instalaciones, en particular sobre la biodiversidad.
   2. Fomentar la instalación de energía solar térmica para calefacción y agua caliente sanitaria, así como pequeñas instalaciones fotoeléctricas, eólicas y de biomasa y facilitar los
trámites a los ciudadanos para su instalación.
   3. Gravar la producción de energía no renovable conforme al principio de “quien contamina, paga”.
   4. Utilizar el potencial de las redes inteligentes y de la interconexión entre países europeos en la gestión de la producción y distribución de la electricidad.
   5. Fomentar la investigación y el desarrollo de las energías renovables y los sistemas de almacenamiento para remediar los problemas de regularidad en la producción.

- Un pacto que contenga un plan de cierre de las centrales nucleares, limitando a 30 años su vida útil máxima, y de las centrales térmicas y de ciclo combinado con horizonte en 2035, y que establezca una moratoria definitiva a la construcción de todas estas centrales.

- Un pacto que invierta en verdaderas alternativas renovables y sostenibles y no en falsas soluciones a la crisis energética y climática como la captura y almacenamiento de carbono y la producción de agrocombustibles para el transporte. Apostar por estas últimas no hace más que perpetuar un modelo de sobre-consumo de recursos, principalmente provenientes del Sur global, cuya extracción, producción y transporte conllevan un impacto ambiental y social demasiado elevado.