Prostitución y Tecnología. Sobre como la profesión más antigua del mundo se adapta a los nuevos tiempos.

Publicado el 28 octubre 2014 por Jongs @JonGS

Mientras países liberales como Islandia pretenden censurar la pornografía online, en algo visto como el progreso natural de una ley que desde 1869 prohíbe su distribución y venta en el mundo físico, la realidad en otros países es totalmente diferente.

Por ejemplo, aquellos que buscan servicios sexuales en Alemania, disponen de la aplicación móvil Peppr, en la cual mediante geolocalización, o escribiendo un lugar, automáticamente obtienes un listado con las prostitutas más cercanas, sus fotos, precios, y otras particularidades. Si finalmente, y a través de la aplicación, se arregla una cita, Peppr se queda con una comisión que va de los 6 a los 13€. El servicio recibió su debida atención mediática con artículos como “There is Now an App for Prostitution” en Time.

Diversos factores hacen que los servicios sexuales encuentren un aliado natural en la tecnología. Por un lado, la falta de información que posee el cliente acerca de los servicios sexuales ofrecidos por las prostitutas, y por otro, la falta de información de éstas, acerca de la persona que contratará sus servicios. Lo que hace la tecnología es simplemente derribar barreras de entrada para que potenciales clientes  se atrevan a dar el primer paso. Pero este flujo de información no sólo sería beneficioso para el cliente. La razón es, que si los servicios están digitalizados, y la transacción queda registrada, los clientes entrarían a formar parte de un fichero, y las conductas violentas, por poner el caso, podrían ser eliminadas en gran medida. Obviamente, para ello tiene que existir una legislación laxa en cuanto a la prostitución, como es el caso de Alemania. Eso no quiere decir que en otros sitios no puedan funcionar estos modelos, aunque eso sí, sorteando de manera inteligente las barreras que establece la ley.

En muchos países, los ricos, las trabajadoras sexuales que prestan servicio en las calles pueden representar una minoría del 10-20% sobre el total. Esto hace que cada vez más, a medida que los servicios se contratan por otras vías, exista un incremento de los datos disponibles. Datos de todo tipo. Por ejemplo, la influencia de las características personales y servicio ofertado por la prostituta, en el precio final.

El artículo “Prostitution and the internet: More bang for your buck” en el The Economist, ha analizado 190.000 perfiles de prostitutas presentes en una web de reseñas. Los datos generados pertenecen a 84 ciudades de 12 países diferentes. Se excluyen del estudio los prostitutos, los cuales pueden representar una quinta parte del total de servicios sexuales.

Los datos son reflejo de la situación y tendencias del negocio sexual. A pesar de las diferencias con otro tipo de negocios del sector servicios, los datos podrían ser extrapolables, en términos generales, a casi cualquier sector dominado por el libre mercado. El sexo es un lujo en tiempos de crisis, y por ello, uno de las principales tendencias analizadas es el progresivo descenso del precio/hora cobrado por las prostitutas. Es también debido a la crisis, que se den otros factores más particulares como la inmigración de prostitutas de países pobres a países ricos.

El precio/hora también varía según los servicios ofertados y las características de la prostituta. Nada nuevo si  no se mira más en detalle. El sexo oral con condón o sin condón, por ejemplo, o el sexo anal pueden incrementar la tarifa estándar entre 20 y 60€. Un pecho plano frente a un copa D puede significar una diferencia de 40€, lo que animaría a muchas a pasar por el cirujano plástico para amortizar la operación tras varios servicios.

Generalmente, las prostitutas de etnia negra cobran menos que las mujeres blancas, con excepciones como Kuala Lumpur donde las mujeres negras cobran altos precios. La educación también juega un papel importante, ya que aquellas prostitutas con estudios superiores ganan más dinero, en proporción, aunque trabajen menos horas por no estar empleadas a jornada completa.

Lo que a la luz de los datos está claro, es que la tecnología puede ser de gran ayuda para dar independencia a las prostitutas. La prostitución va a seguir existiendo, y lo que internet ofrece es más  seguridad, información, un foro de discusión, consulta, y una mayor flexibilidad a las trabajadoras sexuales. Sin embargo, éstas, no solo se tienen que resguardar de violadores y ladrones, sino también de policías. En muchos países, estos foros de discusión donde las prostitutas comparten consejos, son los lugares idóneos para policías infiltrados que persiguen la prostitución allí donde no está permitida por ley.

Así que lo que la ley y la policía hacen, no es otra cosa que favorecer que los intermediarios – burdeles, proxenetas, agencias, madame de turno – sigan viviendo a costa de la explotación de mujeres que están a su servicio.

En países como Holanda, y como recogen los investigadores de Platform 31, los clubs sexuales tradicionales con licencia, se han visto reducidos a la mitad en los últimos años. La posibilidad de que las prostitutas se anuncien ellas mismas en internet, es señalada como una de las principales razones.

La falsa moral es casi siempre la que gana en el discurso político y las políticas legislativas, así que, seguiremos siendo testigos de prohibiciones y leyes que no hacen más que dificultar la libertad e independencia de las trabajadoras sexuales. Trabajo baldío, ya que no se puede poner freno a la disrupción tecnológica en ningún sector, ni siquiera el sexual.