Corriente de chorro
Los científicos liderados por Paul D. Williams elaboraron un modelo matemático para simular los cambios que se producirán en las corrientes de chorro ('jet stream' en inglés) si se dobla la cantidad de CO2 presente en la atmósfera. Las corrientes de chorro son gigantescas masas de aire que se desplazan por la atmósfera. Se forman por las diferencias de temperatura entre los polos de la Tierra y el Ecuador y discurren a lo largo de miles de kilómetros.Según explican los investigadores, las turbulencias en aire claro son especialmente difíciles de evitar porque los pilotos no las pueden detectar, ya que ni los satélites ni los radares que llevan a bordo los aviones pueden localizarlas. Estas turbulencias en aire claro están vinculadas a las corrientes de chorro que, según los científicos, se verán reforzadas por los cambios en el clima causados por el hombre.Los investigadores mostraron cambios significativos en las turbulencias en aire claro (moderadas y severas) en la zona que atraviesan los vuelos transatlánticos a una altitud de crucero cuando se doblaba la concentración del dióxido de carbono.Costes económicos de las turbulencias
Aparte del susto y de la molestia que las turbulencias representan para los viajeros, obligados a permanecer con el cinturón abrochado mientras se sobrevuela esas zonas, estos fenómenos causan heridos y pérdidas económicas a las aerolíneas.Los científicos que firman este estudio sugieren que el aumento de las áreas con turbulencias debido al incremento de CO2 podría hacer que los vuelos fueran más largos, pues habrá que modificar con más frecuencia las rutas para rodear y evitar la zona de turbulencias. Aumentará también, por tanto, el consumo de combustible y con él, las emisiones contaminantes, estableciendo un círculo que se retroalimentaría.Asimismo, en ocasiones las turbulencias causan daños estructurales en los aviones que deben ser reparados, con el consiguiente coste.Según un estudio de la Flight Safety Foundation de 1998 alrededor de 10.000 personas resultan heridos cada año en todo el mundo (la mitad en EEUU) por la caída de equipaje de los compartimentos superiores debido a las turbulencias. La mayoría sufre pequeñas laceraciones o heridas pero también hay casos de traumas craneoencefálicos cuyos síntomas pueden tardar varios días en aparecer. Al menos un pasajero ha muerto durante un vuelo por turbulencias: En 1997 una mujer que no llevaba cinturón murió debido a los golpes que recibió al atravesar una zona con fuertes turbulencias. Otros 74 pasajeros resultaron heridos en el mismo vuelo que cubría la ruta entre Tokio y Honolulu.Según Paul Williams, autor principal del estudio publicado en 'Nature Climate Change', las turbulencias tienen en la actualidad un coste anual para las compañías aéreas de unos 150 millones de dólares (114 millones de euros). Según señala, si aumenta esta cifra probablemente serán los pasajeros los que sufran este incremento pagando más por sus billetes.Fuente: elmundo