Cuando pienso en «urbano», lo primero que me viene a la cabeza es una gran ciudad, y de esa gran ciudad se me aparecen sus rascacielos, y, ya afinando, me gusta que la imagen urbana de esa gran ciudad tenga bonitos contrastes de edificios modernos y clásicos con las fachadas de los últimos reflejándose vanidosas en los cristales de los primeros, como llegando ambos a un perfecto entente. Y, bueno, todo eso lo encontré en la preciosa Boston.
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