Casi un año me ha llevado decidirme a comprar la Polaroid Cube
Al final caí en la tentación y ayer me llegó la pequeña cámara. Tal y como me esperaba, sin sorpresas: tecnológicamente no es lo máximo, pero es un gadget con personalidad.
Polaroid Cube: el concepto
Polaroid Cube
Hay que tener claro que no es una cámara de acción al uso. So objetivo no es competir de tu a tu con las GoPro o los modelos de Sony, Contour o JVC. De hecho, Polaroid tiene en catálogo una cámara más cercana a esos modelos que esta Cube.
La Polaroid Cube es una cámara “digna”, con un ángulo de apertura de 124º que resulta más que suficiente para hacer vídeos divertidos. Está lejos de los 170º que dan las cámaras de gama alta y de las características “offroad” de estas una vez metidas en sus carcasas.
En su lugar, la Cube resulta mucho más usable que el resto de cámaras, siendo este su punto fuerte.
La cámara es un cubo de poco más de 3 cm de lado que viene totalmente recubierta de goma (o, como se dice ahora, “rugerizada“). Esto la hace resistente al polvo y a los golpes, ya que está pensada para resistir el trote de un uso diario sin problemas. De hecho, hasta aguanta salpicaduras.
Está disponible en unos cuantos colores, a pesar de que yo sea tan clásico (para todo menos para las zapatillas) y la haya pillado en negro.
Usando la Polaroid Cube
Sólo tiene un botón, por lo que nos podemos hacer una idea de lo simple que es… Una pulsación larga para encender y apagar, una corta para fotos y dos cortas para vídeo. Y no hay más.
En la cara posterior del cubo hay una rosca que, usando una moneda o similar, nos da acceso a la ranura de la microSD (de hasta 32GB), el puerto de carga micro USB y un switch para elegir la calidad de la imagen entre 720p y/o 1080p.
Al grabar, la cámara crea unos accesos directos en la tarjeta con la aplicación de Polaroid para tocar algún parámetro más desde el ordenador: la frecuencia de muestreo de la imagen, grabación en bucle, zumbido del vibrador…
Lo mejor de la cámara es que en la base del cubo tiene un potente imán para fijarla a cualquier superficie metálica. Esto mola para ponerla en manillares de bici (que no sean de aluminio, claro), el capó del coche (si no tienes un Audi A8 o similar, je je je) y cosas así.
En el apartado de accesorios tampoco puede competir con GoPro. Aquí hay unos cuantos soportes como opción y no hay mucha opción “alternativa”. Sí que hay disponible una carcasa estanca para sumergir la cámara, pero el soporte para el manillar de la bici es demasiado sencillo y endeble como para darle el uso que acostumbro en mis salidas.
Polaroid dice que la autonomía de la cámara es de 90 minutos. No puedo decir nada porque no lo he probado, pero seguramente influya el hecho de grabar a 720 ó 1080.
La calidad de imagen de la Cube
Ahí arriba tenéis una muestra de vídeo para que veáis la calidad de la imagen y del audio. Está grabado a 1080p.
Simplificando mucho el análisis podría decir que la Cube no da la calidad de imagen de una action cam de gama alta. Aunque la imagen es bastante nítida, sufre mucho con la falta de luz y tiene a meter mucho ruido en la imagen. Sí que he notado que gestiona decentemente los cambios de luz y los colores salen bastante vivos en pantalla.
Conclusiones
La única pega que le pongo es que no sea posible ver lo que se está grabando hasta que lo descargas en el PC. No hay una conexión wifi (ojo, Polaroid ya ha presentado el segundo modelo de Cube que sí lo lleva) o bluetooth para conectar el móvil y hacer un simple enfoque.
Lo que más me gusta es el “alma” del cacharrito. Y es que su tamaño y esas características para su uso diario enganchan. De hecho, GoPro también lo ha notado y ha adoptado ese formato para su nueva GoPro HERO4 Session
Un buen gadget si se sabe lo que se compra.