Al perdonar a alguien que nos ha hecho mucho daño, no tratamos de justificar sus actos ni de reconciliarnos con él, más bien lo que buscamos es soltar ese enorme lastre emocional que nosotros mismos hemos fabricado, el cual nos hace sentirnos dominados por la ira y el rencor. Sin darnos cuenta, estas emociones son realmente autodestructivas, por lo que librarnos de ellas se traduce realmente en una ganancia en salud. Tal es así, que desde la denominada "terapia del perdón", uno de los ejercicios más comunes consiste en la redacción de una carta en la que perdonemos a alguien que nos haya hecho mucho daño. ¿Te apetece hacerlo?
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