Veremos si Alfredo Pérez Rubalcaba es capaz de controlar las fuerzas disolventes del PSOE que gobernaron con los independentistas catalanes, que proponen una Constitución vasca tendente a la independencia, o que ahora esperan regir Andalucía aliados con una extrema izquierda comunista, antieuropea, antisistema y antisemita.
Aunque el PP gobierne España, el país está sometido a tensiones anarcoides y nacionalistas azuzadas por Zapatero, y frente a las que Rubalcaba debe responder porque su todavía gran electorado puede mantener la cohesión social y nacional o disolver el país.
El PSC, asociado al PSOE, gobernó Cataluña con los independentistas de ERC, y propuso con el deplorable ZP un Estatuto autonómico que convertía la región en semindependiente, aunque el Tribunal Constitucional redujo ese estatus.
El viejo aliado de los dos partidos estatales, el gobernante Convergencia i Unio, está regido por un Artur Más, que anuncia que luchará por la independencia: sólo lo neutralizará una alianza PP-PSOE.
En Euskadi el PSV-PSOE gobierna con apoyo del PP, pero su presidente, Jesús Eriguren, pide una constitución vasca semindependiente, que podría radicalizarse en 2013, cuando seguramente ganarán las elecciones autonómicas el PNV y la proetarra Batasuna, aunque aparezca con otro nombre.
En Canarias, una Coalición Canaria con crecientes grupos independentistas gobierna con apoyo del PSOE.
Y en Galicia, quizás porque los socialistas están desarbolados, buscan alianzas con los marxistas-leninistas que han vuelto a dominar el nacionalismo. Aunque en Asturias resucitan, pero siempre de la mano de IU, reaccionaria hasta límites soviéticos.
Ahora aparece en Andalucía un PSOE minoritario que quiere gobernar con una Izquierda Unida más estalinista aún, de un africanismo proislámico, muchas veces neonazi, oculto tras su antisemitismo y antijudaísmo, una anomalía impresentable en Europa, cuya socialdemocracia es civilizada.
Rubalcaba debería controlar ese desbarajuste, pero nadie sabe si podrá o querrá ante Carme Chacón, que compite por dirigir el PSOE, y a la que apoyan al verla más manejable esas fuerzas de la anarquía y del independentismo.
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SALAS