En el Documento 78 del enlace: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html transcribo mi aportación a dichas Jornadas, publicada en el libro del que ahora damos noticia.
Y a continuación transcribo la introducción que hacen los editores de la publicación, resumiendo las ponencias presentadas y publicadas:IntroducciónAntonio Muñoz, Francisco J. Rodríguez, Guillermo LeónCon motivo de los cincuenta años del asesinato del general HumbertoDelgado y su compañera Arajaryr Campos, en marzo de 2015 secelebró en Badajoz un congreso internacional de historia sobre uno delos miembros más destacados de la oposición a la dictadura portuguesa,quien fue víctima en tierras españolas de un crimen de estado urdidopor la policía política de Salazar. Entre los participantes de estas intensasjornadas de reflexión y debate se contaron algunos de los mayoresexpertos en la historia de las dictaduras ibéricas, de las relaciones entreellas, y de la propia figura de Humberto Delgado. La calidad de las presentacionesanimó a los organizadores del congreso a hacerlas accesiblesa un amplio público, resultando la publicación que el lector tiene ahoraentre sus manos.El libro se abre con el ensayo Humberto Delgado, en la Historia y ensu sitio, una brillante pieza de análisis histórico firmada por Hipólitode la Torre Gómez, el mayor especialista español sobre la sociedad y lapolítica portuguesas contemporáneas. Acercarnos a la figura de HumbertoDelgado, señala de la Torre, es hacerlo a los mitos fundacionales dela democracia portuguesa, al edificio simbólico de nueva planta que deforma acelerada se construyó sobre los escombros tanto de la dictadurade Salazar como del Imperio colonial, durante siglos columna vertebralde la identidad nacional lusa. El Humberto Delgado que es elevado a losaltares de los santos laicos durante la Revolución de los Claveles distadel hombre real cuyas principales etapas vitales se trazan aquí con pinceladasimpresionistas. El Delgado idealizado no es aquel joven cadeteque abomina del parlamentarismo y se suma al movimiento militar queliquida la I República. Tampoco es el fiel servidor de Salazar que durantela guerra mundial cumple eficazmente la orden del dictador dereforzar los lazos con la emergente potencia americana para asegurar lasupervivencia del Estado Novo tras la derrota del fascismo en Europa.Ni siquiera el opositor al ahora odiado líder máximo, contra el que selanza sin programa, ni estrategia, ni estructuras, y cuyo individualismole hace perder poco a poco el norte una vez perdidas las elecciones pre6sidenciales, convirtiéndose en presa fácil de la PIDE, que le atrae a sutrampa mortal en Olivenza una fría tarde de febrero de 1965.El Humberto Delgado a quien el Portugal democrático rinde honoresuna década más tarde, el que da nombre a calles y plazas en todoel país y el que reposa para siempre entre los gruesos muros blancosdel Panteón Nacional es otro menos complejo que el de carne y hueso.Es apenas el “general sin miedo”, el patriota que, en la mejor tradicióncastrense lusa, se alza cual Quijote contra un orden injusto que ahogalas libertades y frena el desarrollo de la nación. Es, en fin, ese hombrede una pieza, sin esquinas ni contradicciones, al que se presenta comoinspirador y hasta pionero del movimiento de los capitanes que un luminoso25 de Abril de eterna memoria abrió las puertas de un futuroprometedor al viejo pueblo portugués.Tomando como punto de partida el debate parlamentario en 1988sobre la propuesta de ley para el traslado de los restos mortales de HumbertoDelgado al Panteón Nacional, el capítulo de Filipa Raimundo yAntónio Costa Pinto Memória e Reparação das Vítimas do “Estado Novo”na democracia Portuguesa expone las líneas maestras de las políticas públicassobre el pasado dictatorial desarrolladas en el país vecino desdela Revolución. Por el contraste con España, donde la Transición forjóuna democracia que puso en sordina la reparación, siquiera simbólica,a las víctimas del franquismo, el texto resulta de especial interés para ellector de este lado de la raya. Raimundo y Costa Pinto señalan como unode los rasgos definitorios de la política de la memoria en Portugal sucarácter consensual y no polémico. El apoyo unánime a la iniciativa derendir a Humberto Delgado el mayor honor que la República Portuguesaconcede a una persona a título póstumo sería así no una excepción,sino la norma. En suma, reconocer a las víctimas del salazarismo estáfuera de discusión y forma parte del código genético de la democraciaportuguesa.Este consenso ha favorecido una cierta continuidad de las políticasde la memoria, si bien el interés por promoverlas fuera menor entre losgobiernos conservadores, que tampoco escaparon a la tentación de blanquearla dictadura. Más que con los vaivenes de la mayoría parlamentaria,la política de la memoria evolucionó al ritmo de la propia sociedad portuguesa.Tras la Revolución, en que la prioridad de los militares al mandofue purgar al Estado de elementos fascistas y juzgar a los implicados en larepresión, los primeros gobiernos constitucionales enfocaron la políticade memoria a compensar a las víctimas y difundir entre la población elconocimiento sobre el Estado Novo. Una comisión de la verdad elaboróestudios pioneros sobre los presos políticos, la censura, la PIDE, etc. Másadelante, la demanda social hizo que el interés se centrase en la cuestiónde la tutela y el acceso a los archivos de la dictadura. La consecuenciafue un gran impulso a los estudios históricos sobre el periodo. Ya en elnuevo milenio, y en línea con lo que ocurre en otros países, los relatos enprimera persona de las víctimas han pasado a ocupar el protagonismoen el debate sobre el Estado Novo, impulsando una nueva faceta en laspolíticas de la memoria democrática en Portugal que camina, con menostrabas que en España, hacia su medio siglo de existencia.Los capítulos de Juan Carlos Jiménez Redondo y de Josep SánchezCervelló iluminan las dos caras de una misma realidad, la del desigualcombate entre las dictaduras ibéricas y sus opositores. En el primero sepresta especial atención a la cooperación establecida por los gobiernosde Franco y Salazar con el objetivo de controlar y reprimir a la disidencia.El segundo, por su parte, aborda la bastante menos eficaz colaboraciónentre los movimientos democráticos de Portugal y España, que solo enmomentos fugaces como el protagonizado por Humberto Delgado en laprimavera de 1958, parecieron capaces de poner en riesgo la estabilidadde las respectivas dictaduras.Juan Carlos Jiménez Redondo inicia su texto El franquismo y el asesinatodel General Humberto Delgado describiendo los complejos mecanismosde persecución política del Estado Novo y poniendo con ello enevidencia la inconsistencia de una cierta corriente historiográfica condescendientecon el alcance y la profundidad de la represión salazarista.A continuación, repasa la colaboración entre los dos regímenes ibéricos,iniciada en la guerra civil y sellada durante la guerra mundial con lacreación de un ampuloso “Bloque Ibérico”, concebido como instrumentode auxilio mutuo en un contexto internacional sumamente incierto. Pasaentonces a analizar la forma en la que los gobiernos de Madrid y Lisboaafrontaron el peligro de una reanimada agitación opositora al calor delterremoto provocado por Humberto Delgado al presentarse a las eleccionespresidenciales de 1958.Tras narrar la destitución del “general sin miedo” de todos sus cargosy su forzado exilio, se centra en el complot para asesinarlo, respondiendoa varias preguntas relacionadas no sólo con las circunstanciasdel asesinato, sino con las motivaciones que llevaron a Delgado a confiaren un grupo sin ninguna vinculación con la oposición y no sospecharque se trataba de una celada de la PIDE. Por último, Redondo apuntasugerentes hipótesis para responder a interrogantes aún sin resolver delque en su día fue llamado “crimen del siglo”, como la fecha exacta deldescubrimiento de los cuerpos de Humberto Delgado y su compañeraArajaryr Campos por la policía española, el alcance de la misión que seencomendó al comando que ejecutó el doble asesinato, las responsabilidadesdel gobierno de Franco en el complot y, por último, quién dio enLisboa la orden del asesinato.El texto del Josep Sánchez Cervelló, La oposición ibérica exilada paraacabar con las dictaduras ibéricas, pone el foco sobre la poco conocida colaboraciónentre los movimientos de oposición a los regímenes conservadoresmás longevos de Europa, y arroja luz sobre el relevante papeljugado por Humberto Delgado. Sustentado fundamentalmente en lasactas del gobierno de la República Española en el exilio, y en la valiosacorrespondencia cruzada entre su presidente, el general el Emilio Herrera(1960-1962), y el general Humberto Delgado, el ensayo analiza lasiniciativas desplegadas por las plataformas de colaboración de los demócratasibéricos y muestra sus escasos éxitos y sus muchos fracasos.Atención especial recibe el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación(DRIL), un grupo guevarista partidario de la lucha armada nacido en1959 de la fusión entre el Frente Único Democrático Español y la Uniónde Combatientes Españoles, y al que se unieron poco después destacadosactivistas portugueses como Henrique Galvão y Humberto Delgado. ElDRIL tendrá su momento de gloria a comienzos de 1961 con la “OperaciónDulcinea”, el secuestro de un trasatlántico portugués en el Caribe.Aunque fracasaron en su intención de llegar a Angola y poner desu parte a las tropas portuguesas, los Quijotes del DRIL lograron unenorme éxito propagandístico al despertar la conciencia de la comunidadinternacional sobre la lucha de los demócratas ibéricos. La presiónexterna sobre las dictaduras de Franco y Salazar ya no dejará de crecera partir de entonces, y a ello contribuirán organizaciones de la sociedadcivil como Amnistía Internacional. Una institución impulsada por PeterBenenson en Londres en 1962, indignado por la noticia de que en Lisboados estudiantes habían sido encarcelados tras brindar por la libertad enun bar. Sánchez Cervelló describe otras iniciativas y acciones de colaboraciónentre los opositores ibéricos, en las que siempre los portuguesesse muestran más audaces, quizá por estar libres de la traumática experienciade una sangrienta guerra civil y por no haber conocido en su paísla brutal represión que sí vivieron sus compañeros españoles.Los años sesenta en la Raya extremeño-alentejana: entre la pobreza, la represióny la emigración, de Moisés Cayetano Rosado, complementa bienlos capítulos previos de Redondo y Cervelló. Si estos ofrecen una visióndesde arriba de la fracasada lucha de una elite opositora a Franco y aSalazar, el de Cayetano Rosado brinda una mirada desde abajo de larepresión ejercida por los regímenes sobre la gente común. Y lo hacecon guiños comparativos entre Extremadura y el Alentejo, regiones hermanascon numerosas concomitancias históricas y donde se producenconatos esporádicos de rebeldía, sofocados aquí por la Guardia Civil,allí por la Guardia Nacional Republicana y la PIDE. Rastreando esas semejanzas,Cayetano explora obras literarias del siglo XX de ambos ladosde la raya. El grito de protesta condensado en Jarapellejos de Felipe Trigoreverbera con acordes parecidos en Planície Heróica de Manuel Ribeiro.También contrapone pasajes del Levantado do Chão de Saramago con laobra cumbre de Patricio Chamizo, Paredes, un campesino extremeño. Yencuentra relatos comunes sobre ejércitos de jornaleros con hambre detierra, que fluctúan entre la esperanza y la resignación a la mísera realidadcotidiana. El miedo a los terratenientes, lusos o españoles, atraviesacomo hilo rojo los relatos de las vidas de estos hombres y mujeres delcampo. No extraña por ello que la candidatura de Humberto Delgado alas elecciones presidenciales de 1958 se viviese en tierras alentejanas conenormes deseos de cambio que no se apagarían tras el fracaso electoral yel exilio del “general sin miedo”.Cayetano Rosado describe cómo la oposición liderada por el PartidoComunista mantuvo la llama de la esperanza en el Alentejo. El asalto alcuartel de Beja en la Nochevieja de 1961 dirigido por el capitán VarelaGomes fue punto álgido en el intento de derrocar a Salazar. El fracasode esta operación militar no desalentó por completo a los sectores movilizadosen el Alentejo, que a partir de entonces centraron su lucha enla conquista de la jornada laboral de ocho horas. La segunda parte delcapítulo arranca con un final: la muerte en Olivenza del general Delgado.Y concluye con la descripción de la masiva emigración que desangrólas tierras del Alentejo y Extremadura a partir de los años sesenta. Lasombra de aquel trasvase migratorio es aún alargada.La contribución de Luís Nuno Rodrigues lleva por título As eleiçõesportuguesas de 1958 vistas pelo The New York Times. El texto analiza lacobertura informativa que ofreció uno de los diarios más influyentesdel mundo sobre el proceso electoral portugués celebrado en junio de1958. El trabajo está estructurado en cuatro partes: una primera sobre elanuncio de las elecciones y la presentación de la candidatura del generalHumberto Delgado, donde se señala que su figura era conocida enlos círculos políticos estadounidenses, entre otras razones, por su activopapel en el seno de la OTAN. Un segundo apartado se centra en el seguimientoque el rotativo norteamericano hizo de la campaña electoral,subrayando las medidas represivas que empleó la dictadura durantela misma, como el uso de la fuerza, la censura, requisa de propagandaelectoral o detenciones arbitrarias de colaboradores de la candidaturaliderada por Humberto Delgado. Una tercera sección está dedicada alanálisis que hizo el periódico sobre los resultados de los comicios, en losque resultó perdedor el general Delgado. La interpretación del rotativonorteamericano fue bastante crítica con el proceder del gobierno de ladictadura portuguesa durante el proceso electoral.La última parte aborda, por un lado, el tratamiento informativodado a la trayectoria de Humberto Delgado después de las eleccionesy hasta su exilio a Brasil. Y, por otro lado, aspectos relacionados con lasprácticas represivas del régimen a lo largo del año siguiente, así como supérdida de apoyos entre la jerarquía católica portuguesa.En suma, NunoRodrigues desgrana el tratamiento informativo y la interpretación deuno de los diarios más influyentes del mundo sobre unas elecciones quedesafiaron la estabilidad de la dictadura salazarista, y cuya importanciapara Estados Unidos residía, en gran medida, en el valor estratégicoque representaba Portugal para la política exterior de Washington enEuropa. Firme aliado de la OTAN, el país ibérico fortalecía el flanco sureuropeo de la Alianza Atlántica en el marco de la Guerra Fría.El capítulo de Umberto Berlenghini Italia y Portugal: la sutil líneanegra se ocupa de uno de los aspectos menos conocidos del complot de laPIDE contra el general Humberto Delgado, el de su vertiente internacional.En concreto, Berlenghini estudia el papel clave jugado por algunoselementos de la ultraderecha en Italia, que convencieron a Delgado deque viajara a Badajoz a una supuesta cita con opositores a Salazar. Alcalor de las investigaciones y el debate público en torno a esta tramaitaliana de la “Operação Outono”, en los primeros años setenta la RAIrealizó en tierras pacenses un reportaje sobre Humberto Delgado. Setrata de un documento de enorme valor histórico, que por primera vezse pudo ver en España durante el congreso que celebramos en Badajozen 2015. El inicio de la cinta es fulgurante, con imágenes del cementeriode Villanueva del Fresno y un primer plano de la pequeña tumba dondedescansaron los restos del general hasta su traslado a Lisboa en 1975. Siguenplanos de las calles de Badajoz, las mismas por las que muy pocosaños antes Humberto Delgado diera sus últimos pasos en libertad. . GiulianoVassalli, abogado de la familia Delgado en Italia y futuro ministrode Justicia, explica las investigaciones que se llevan a cabo en su paíssobre el asesinato; el líder del Frente de Liberación Nacional portuguésen Argel recuerda otros crímenes políticos de Salazar; el camarero delHotel Simancas de Badajoz cuenta detalles de la estancia de Delgado ysu compañera antes de acudir a la cita con quienes creían compañeros yresultaron ser sus verdugos.Partiendo de esa rica pieza documental, Berlenghini trata de arrojarluz sobre las sombras todavía existentes. Para ello ahonda en las vidasde dos personajes reales, pero que bien pudieran ser protagonistas deficción, entre la dolce vita y lo detectivesco. El primero, Ernesto Maria Bisogno,cuyas simpatías fascistas se mantuvieron intactas desde los díasde la II Guerra Mundial cuando, apenas adolescente, colaboró con losocupantes alemanes de su Roma natal. El segundo, Mario de Carvalho,excéntrico portugués expatriado en Italia que siguiendo las indicacionesde la PIDE se granjeó la confianza de Humberto Delgado persuadiéndolepara que viajase a Badajoz y cayera así en la trampa de la policíasalazarista. Por el texto desfilan también otros neofascistas italianos quecolaboraron con el Estado Novo hasta el final.El capítulo que cierra el libro, “Não se fez Justiça!”. O caso Delgadoem Portugal, está firmado por el nieto del “general sin miedo”. FredericoDelgado Rosa es autor de una enciclopédica biografía sobre su abuelo,fruto de más de un lustro de minuciosas pesquisas en diversos países,y coautor del guión de la película “Operação Outono”, . Con su intensadedicación a la investigación y a la difusión de la figura de su ilustre antepasado,Delgado Rosa no persigue solo, ni principalmente, rendir homenajeal abuelo que nunca conoció, sino sobre todo contribuir a fijar en elimaginario colectivo de sus compatriotas la verdad histórica en torno a suasesinato por parte del régimen de Salazar. Una verdad que no resplandeciócomo todos los demócratas esperaban con la llegada de la libertada Portugal, cuando se celebró un desgraciado juicio al que se conoceríacomo “la segunda muerte de Humberto Delgado”. El texto de DelgadoRosa se dedica precisamente a desentrañar ese proceso judicial, dolorosoy humillante para su familia, que pone de manifiesto cómo la reparacióna las víctimas del salazarismo no fue un proceso libre de espinas.Días después del golpe militar que puso fin al Estado Novo, se presentóuna denuncia contra los asesinos de Humberto Delgado. Echó asía andar el mecanismo que llevó a la apertura de juicio en el Tribunal Militarde Lisboa contra diez miembros de la PIDE. La expectación dentroy fuera del país fue grande. Se habló incluso de un Juicio de Nuremberga la portuguesa, que sacaría a la luz toda la miseria del salazarismo. Ocurriósin embargo todo lo contario. La larguísima instrucción del caso yahizo temer lo peor. Su responsable fue un juez conocido por favorecer alos antiguos miembros de la PIDE. Al final, solo tres de los diez acusadosse sentaron en el banquillo. Los otros siete habían conseguido huir dePortugal después del 25 de abril. La táctica de los acusados fue hacerrecaer toda la responsabilidad en uno de los prófugos conocido por subrutalidad. Aferrándose a una de las tergiversaciones de la propagandasalazarista, los acusados sostuvieron que la intención de la operaciónpolicial no había sido matar a Humberto Delgado, sino apenas raptarloy llevarlo a Portugal para juzgarlo allí. Contra todas las evidencias presentadaspor la acusación particular y el fiscal, el juez dio credibilidada la versión de los PIDE, que no solo les exoneraba a ellos sino a losresponsables políticos de aquel crimen de estado.Esta lamentable resolución judicial no hizo justicia a la memoria deHumberto Delgado. Sin embargo, a partir de entonces y gracias a la laborde los sucesivos gobiernos de Lisboa y de la propia sociedad civil portuguesa,el papel histórico del “general sin miedo” nunca ha dejado de serreivindicado en el país vecino. Este impulso encuentra ahora eco a estelado de la frontera, con iniciativas como la promovida por la Asociaciónpara la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura para queBadajoz dedique un espacio público a Humberto Delgado y a ArajaryrCampos. Tras recabar numerosas adhesiones a ambos lados de la raya,la propuesta fue elevada al Ayuntamiento de Badajoz, que aprobó con elapoyo de todos los grupos políticos representados dedicar a HumbertoDelgado y Arajaryr Campos una avenida o plaza de la ciudad, aún pordeterminar. De esta forma, Badajoz se convierte en la primera ciudadespañola que rinde de manera perdurable y conjunta, un justo homenajeal “general sin miedo” y a su valiente compañera (no pocas veces injustamenteolvidada en esta triste página de la historia), como iconos de lalucha por la democracia en tierras ibéricas. Los nombres de HumbertoDelgado y Arajaryr Campos estarán así para siempre vinculados a Badajoz,donde pasaron sus últimos momentos en libertad.Esta publicación no hubiera visto la luz sin el apoyo de diversasinstituciones a las que los organizadores desean expresan su agradecimiento:Área de Cultura y Deporte de la Diputación de Badajoz; CentroAsociado UNED-Mérida-Badajoz; Instituto de Ciências Sociais da Universidadede Lisboa; Ayuntamiento de Villanueva del Fresno; Asociaciónpara la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura; yGrupo de Estudios de Historia Contemporánea de Extremadura.
En su momento, daremos cuenta de los actos de presentación pública del libro, que será distribuido por el Área de Cultura de la Diputación de Badajoz.