Hagamos un ejercicio práctico al publicar lo que ocurre realmente, aunque sea ocultado por los medios.
En los últimos días:
- Han sido imputados por corrupción 8 concejales de Podemos e Izquierda Unida (todo el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza por prevaricación ayer mismo).
- Han sido detenidos por corrupción una docena de cargos públicos del PSOE a nivel municipal.
- Ha sido detenido el Presidente socialista de la Diputación de València.
- La fiscalía ha pedido 27 años de prisión para un ex alcalde socialista (Antonio Barrientos), un ex senador socialista (Francisco Zambrano) y un diputado socialista (Luis Andrés) tanto por el Caso Pretoria como por diversos procesos abiertos de corrupción.
- Los peritos de la Agencia Tributaria han descubierto, mediante el cruce de datos, cientos de facturas falsas de los socialistas en Valencia.
- El Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia ha confirmado la veracidad de unos emails que acreditan una trama de facturas falsas para la financiación ilegal de los socialistas en esa región.
- El partido de Pablo Iglesias se ha convertido, sumando el nuevo total de activos, en la formación política con más cargos públicos imputados de toda España.
Los medios comprados y sometidos, incluyendo los de carácter público que pagamos con nuestros impuestos, no han dicho ni palabra de todo esto, ocultando verdades que el pueblo tiene derecho a conocer en democracia.
La prensa libre es una de las exigencias de las democracias para controlar el poder y garantizar la libertad y los derechos ciudadanos. Esa prensa libre, en España, es acosada y asfixiada por la propaganda y la labor corrupta de la prensa sometida al poder.
Ni un solo programa especial, exclusivas, imágenes de los arrestos, documento gráfico alguno sobre los imputados, ni campaña viral alguna sobre ninguno de ellos.
Ni una sola imagen, vídeo o exclusiva de ningún político socialista saliendo esposado o acompañado por la policía de quienes, sin embargo, logran siempre esas mismas exclusivas del arresto, detención e introducción en el vehículo policial, registros judiciales y hasta horarios de entrada y salida al juzgado de cualquier otro político no socialista.
Súmenle el nulo eco mediático ante el silencio de todos los dirigentes de Podemos (que llevan un año violando su propio código ético al mantener como concejales a los imputados Rita Maestre, Guillermo Zapata, Carlos Sánchez Mato, Celia Mayer Duque y Rommy Arce) no diciendo ni una sola palabra sobre las nuevas imputaciones por corrupción en su partido.
Y no lo hacen porque la lucha de la izquierda española, como queda claro, es más mediática y cultural que política. El objetivo es confundir, desinformar e implantar la mentira en los cerebros ciudadanos.
Ante la estafa, manipulación y mentira permanente que emanan de los poderes gobernantes, verdadera antesala del totalitarismo y de la supresión plena de libertades y derechos individuales, la mejor defensa es el periodismo ciudadano de protesta, vinculado a la verdad, capaz de difundir lo que los poderosos ocultan. Ese periodismo de verdad es el arma más eficaz de la resistencia al abuso de poder y la corrupción.
Las circunstancias obligan a los españoles decentes y libres que aman la libertad a convertirse en periodistas de la verdad.
La Federación Española de Asociaciones de la Prensa (FAPE) ha caído en la demagogia frívola y la cobardía al aprobar y difundir el lema "Sin periodismo no hay democracia", cuando el verdadero lema debería ser "Sin periodismo libre no hay democracia". La FAPE guarda silencio ante el acoso a la verdad, la manipulación, las mentiras y otras barbaridades antidemocráticas del gobierno porque nadie quiere perder las subvenciones y las ventajas que el sanchismo otorga a los periodistas y medios que se dejan comprar.
Muchos medios que han abandonado el servicio a la verdad y a la ciudadanía para entregarse a la corrupta difusión de las mentiras del gobierno y a ocultar verdades que molestan al poder ya habían caído previamente en el deterioro y la podredumbre, cometiendo errores tan graves como la arrogancia, no haber escuchado jamás a la audiencia, haber abandonado el servicio a la verdad como guía profesional y haber devaluado las redacciones y minusvalorado a los profesionales del periodismo, a los que ha quitado poder e influencia.
Francisco Rubiales