Pero en mercados globales, con grandes distancias idiomáticas y culturales entre países productores y consumidores, es más fácil que se produzcan estas bromas lingüísticas. Ocurre a menudo en el mundo del automóvil. Cuando Mitsubishi lanzó su Pajero, en referencia a Leopardus pajeros o gato de las pampas, no podía imaginar que el término en los países hispanos era malsonante. A veces, la trampa es fonética, como ocurre con el Audi Q3 [cutre], cuyo nombre en español echa por tierra la imagen de prestigio dada por la marca alemana. Tampoco se quedaron cortos en Nissan al lanzar el Moco y los casos se repiten, como ocurre con el Mazda Laputa Lamborghini Reventón, Lancia Marica o Kia Borrego.
Sin embargo, a pesar de estos trapiés que las marcas suelen enmendar a posteriori, cabe plantearnos, en una sociedad moderna y madura, la responsabilidad que la agencias de publicidad tienen sobre las campañas que lanzan, aunque este caso lo trataremos esta próxima semana en el siguiente post.alfonsovazquez.comciberantropólogo