Revista Cultura y Ocio

Publicidad y destinos veraniegos (con el baile de Lee Marvin) y por qué quiero que gane Paraguay

Publicado el 02 julio 2010 por Enriqueortiz
Quiere la época y Llámame Lola (en el caso de Islandia) que se me junten en la mesa varios anuncios con destinos veraniegos. No negaré que en este caso, Islandia parece un destino perfecto (en el fondo, cualquier destino es perfecto), con ese subrayado de la canción (deliciosa) de la gran Emiliana Torrini. Desde luego, el spot logra lo que se propone: que uno quiera irse allí. Algunos de esos bailes, especialmente los más malogrados, hacen que fluya simpatía, sobre todo si uno no es de mucho bailar. Pero para bailes, el surrealista, alocado e irresistible de La leyenda de la ciudad sin nombre; no en vano, es una de las escenas cinematográficas que prefiero y a la que suelo volver. Ese es un sitio en el que me hubiera gustado estar. Se lo dejo aquí.
Sin embargo, los años, además de canas, me van inclinando hacia el mediterráneo; de hecho, me creo que terminaré, d.m., alojando mis huesos (vivos) en Ibiza, cerca de una cala, con un dos caballos sucísimo, un huerto que no cuidar y melenas (aunque tenga que ser postizas).
El anuncio del año pasado de Estrella Damm (Formentera) y el de este año (Menorca) logran, en mi opinión, captar algo de los veranos, todo eso de lo que es del clímax, de la inmortalidad, lo eterno de lo que es joven y hermoso. Eso que estuvo y se escapó, no ya por el avance de la edad, sino porque la magia y el horror de los veranos es que a cada vuelta (septiembre) es como si uno envejeciera, por eso ese sabor dulcísimo y amargo. Ya he contado (lo siento, repito mucho) que alguien que ha contado eso como nadie es Luis Muñoz, justo en su libro Septiembre. Cuando uno volvía en el coche, camino del colegio y del otoño, y dejaba atrás terrazas y bicicletas, un par de romances y mucha libertad, tenía, ya entonces, esa sensación de no poder volver atrás, de envejecer, de sumisión a la tiranía del tiempo.
Los anuncios, desde luego, caen en muchos tópicos, pero lo mejor de ellos es que han logrado captar, en algunas tomas, todo eso de lo que intento hablarles. Eso sí, no creo que existan lugares más hermosos y espero con ansiedad la siguiente entrega de Estrella Damm, que espero sea en Ibiza, mi sitio.
Islandia


Formentera


Menorca

Y no mucho más, mis queridos niños y niñas. Algo menos de calor (genial) y el Mundial. Todavía no he visto ningún partido, pero he tomado un par de notas para contarles eso de estar todo el día viendo banderas en las terrazas y gente -mucha- vestida con la camiseta de nuestra selección. Al respecto del partido que nos enfrentará el sábado con Paraguay, he decidido -irrevocablemente- ir con Paraguay, poner su bandera en mi terraza y gritar los goles que le metan a España. El motivo es sencillo (y sabrán comprenderlo): la chica de abajo, que responde al hermoso nombre de Larissa Riquelme ha prometido que se desnudará si Paraguay llega a seminfinales (enlace). Aunque ya se ha desnudado ( enlace + enlace) no seré yo el que no desee que pase a semifinales Paraguay para ver -otra vez- a esta chica desnudita. Les dejo el vídeo para que cambien sus banderas y sus gritos de apoyo. Eso sí, si nuestra Pili Rubio me hiciera caso y decidiera desnudarse si España pasa a semifinales, volvería -como loco- a apoyar a nuestro país. Aunque me temo que nuestra Pili no está por la labor. Muchos besos y abrazos y sí que sí: biba Paraguay, biba Larissa, biba la Riquelme.
Publicidad y destinos veraniegos (con el baile de Lee Marvin)  y por qué quiero que gane Paraguay
Hace un año y un día: El capitalismo funeral, de Vicente Verdú

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