La publicidad está presente en los cómic-books desde el comienzo. Por poner un ejemplo, Action Comics #1 (1938) no sólo incluía el debut de Supermán, sino también un puñado de anuncios: desde cámaras de fotos o clases de artes marciales a instrumentos musicales o maquetas de aviones. Pero se trataba de anuncios tradicionales, y los que aquí nos interesan son los que utilizan el lenguaje del cómic para elaborar su mensaje. Y dentro de estos, claro, los que tienen sabor mesozoico.
En 1936, Bob Wian fundó la franquicia de restaurantes Bob’s Big Boy, que llegó a tener 240 locales, de los que sobrevive menos de media docena. El animador Ben Washam diseñó una mascota que en 1956 protagonizó su propio cómic-book, que se entregaba gratuitamente a los clientes para premiar su fidelidad y engancharles también a su lectura. Adventures of the Big Boy estaba editado por Timely, conocida con el tiempo como Marvel. Las historietas fueron escritas nada menos que por Stan Lee y entre los dibujantes estuvieron Bill Everett o Sol Brodsky. Después tomarían al personaje el guionista Manfred Bernhard y los dibujantes Manny Stallman, Edmond Baker o Bob Bindig. El éxito de la iniciativa fue notable y la publicación llegó a tirar un millón de ejemplares. Hemos encontrado dinosaurios en las cubiertas de algunos de los primeros números (por ejemplo, en el #8 ó el #18, ambos publicados en 1957), pero aún en el #382 (1989) las criaturas mesozoicas seguían amenizando la cabecera.