Pudding de castañas y chocolate

Por Bouquetgarni
Ya saben ustedes que por esta parte del mundo estamos en otoño. Un otoño muy particular, por cierto, porque - hoy por hoy - hemos tenido más días propios de primavera-verano que de la época del año que nos toca vivir... ¡Si hasta unos pocos árboles solamente han comenzado a cambiar de color el follaje y a perder hojas! Sin embargo, los productos de estación están a la orden del día en mercados y ferias para tentarnos a preparar platos exquisitos (algunos nuevos, otros heredados), aprovechando todo su potencial. Hongos y setas, calabazas y zapallos, manzanas verdes y rojas, membrillos y peras, zanahorias, zapallitos/calabacines y zucchinis, castañas... exhiben sus mejores atributos, esperando sumarse a nuestra cocina.La verdad es que entre estos productos, las castañas en particular suelen ser olvidadas por la mayoría de la gente porque no es muy frecuente encontrarlas en verdulerías y mercados aquí, en Buenos Aires (aunque, si se las pedimos a nuestro verdulero de confianza las traerá encantado de la vida, y hasta puede que nos aconseje cómo prepararlas). En mi casa, las castañas son habituales porque mi familia sigue las costumbres que trajo de Europa, consumiéndolas de diversas maneras: tostadas, incorporándolas en alguna cazuela o preparando dulces con ellas. Y esta receta nació de un antojo de castañas asadas de mi tía Susana. Sí, así como lo leen: mi tía quería comer castañas y mi madre nos compró castañas como para montar una fábrica de marrón glacé del bueno. Jajaja ;D

En pocas palabras - y para meternos de lleno ya en la receta de esta semana - con algunas de las castañas frescas que recibí, decidí realizar un postre sin harina (sólo con un piquitín de almidón de maíz), rápido (podríamos decir exprés), buscando no caer en los más tradicionales usos de este fruto. Aquí les dejo los ingredientes que necesitaremos para ponernos a cocinar. Resultado: un postre tentador, de textura suave, cremosa y deliciosa. Pero... ¡Atención! También pueden prepararlo con otros frutos secos si no encuentran, no es época o no les gustan las castañas ;)

Lo primero será limpiar y pelar las castañas (que tiene su técnica...). Para esta tarea, tendrás que lavar 200 gramos (pueden ser 250 gramos) de castañas bajo el chorro de agua. Luego, con un cuchillo para vegetales afilado, le practicarás un corte en forma de cruz en la punta (el ápice) a cada fruto-nuez, y los dispondrás en una olla con agua. Entonces, hervirás las castañas por unos 10-15 minutos, las escurrirás y las secarás bien. Aún calientes (cuidando de no quemarte los dedos), les quitarás la piel que las recubre (incluso el tegumento de color canela que está adherido a la carne del fruto propiamente dicha).

Por último, molerás en procesadora o minipimer las castañas ya limpias (si lo deseás, para que el aparato trabaje mejor, añadí 2 cucharadas de azúcar). Reservá.Ahora sí, nos dedicamos al postre propiamente dicho. Para ello, a baño María, fundí 100 gramos de chocolate amargo de muy buena calidad (en mi caso, con 72% de cacao), previamente cortado en trozos, junto con una nuez de manteca/mantequilla (opcional). Reservalo hasta que baje un poco la temperatura.Aparte, en un bol, mezclá 395 gramos de leche condensada (en mi caso, descremada) con 1 medida de leche (descremada también; la medida corresponde al pote o lata de leche condensada que utilizás en la receta).

Añadí 2 huevos (de campo, pastoriles, ecológicos) y las castañas molidas que reservaste.Por último, incorporá 15 gramos de almidón de maíz y el chocolate derretido ya tibio. Mezclá muy bien y disponé la preparación en moldes aptos para horno (yo utilicé unas soperas; no es necesario enmantecarlas ni untarlas con materia grasa). Ubicalos en una asadera con agua para cocinarlos a baño María, como si fueran flanes.

Llevalos a cocinar en horno precalentado a 180° C por unos 50 minutos o hasta que veas que se encuentran firmes hacia los bordes y con textura de flan (o algo floja) en el centro. Entonces, apagá el horno y dejá que se enfríen allí.

Antes de servir, espolvorealos con azúcar impalpable/glas o con una combinación de ésta y chocolate amargo.
Por sus diversas texturas y densidades (más la acción de la gravedad), el postre queda como separado en tres secciones que, al mismo tiempo se muestran como un todo, bien integradas entre sí: En la capa superior se impone el chocolate, en la capa media resalta más que nada la textura-cremosidad y el sabor de la leche condensada y, hacia el final, las castañas molidas se lucen con todo su sabor.
Algunas observaciones y recomendaciones finales: Como les dije al comienzo, si lo prefieren o se encuentran en un lugar donde las castañas no están en temporada o no se consiguen, esta receta puede realizarse con otros frutos secos molidos: almendras, avellanas, nueces, nueces Pecan, nueces de Macadamia, pistachos... Todas ellas aportaran distintos sabores y texturas a este postre suave, cremoso y simple.
La medida de leche que incluye la receta corresponde a la cantidad de este ingrediente que puede contener la lata o envase de leche condensada que se emplea para la realización del pudding.
La preparación no incluye azúcar porque la leche condensada, el azúcar impalpable/glas con el que decoramos por encima y hasta las propias castañas aportan el dulzor suficiente para nuestro paladar (al menos, el de mi familia). Sin embargo, si desean incluir azúcar a la preparación, les recomiendo que no abusen de ella: con unos 80-85 gramos de azúcar integral, o algo menos de azúcar refinada, estará muy bien.
Para que el chocolate quede perfecto a la hora de derretirlo debe disponerse en un bol a baño María (no en contacto directo con el fuego porque se quema con facilidad). El agua del recipiente en el que apoyamos el bol (que contienen el chocolate) deberá estar hirviendo, pero el nivel del agua no debe nunca alcanzar la base de éste. Por ello, lo ideal es hacer hervir el líquido (no mucha cantidad) y apagar el fuego para que el vapor sea el encargado de derretir el chocolate, sin necesidad de tener que estar revolviéndolo constantemente.
Si bien las castañas pueden comerse crudas, en ocasiones, resultan indigestas; por ello, lo ideal es comerlas asadas o incluirlas en preparaciones tras hervirlas. El propósito de practicarles un corte en cruz antes de cocerlas es para que no estallen por acción del calor.

Estos frutos secos fueron introducidos en Europa a través de Sardes/Sardis (antigua ciudad de Asia Menor, actual territorio de Turquía) y se convirtieron en alimento básico en el sur de este continente - así como en Turquía, este y suroeste de Asia - donde sirvieron como excelentes sustitutos de gran parte de los cereales que, por diversas razones, no crecían bien en ciertas zonas montañosas del Mediterráneo. Así, se erigieron en una importante fuente de alimento-carbohidratos para el hombre y sus animales domésticos, ya que aportan grasas, proteínas, minerales (magnesio, potasio, hierro y fósforo), fibra y vitamina C.Las castañas son ricas en hidratos de carbono complejos que el cuerpo absorbe lentamente (por ello, producen saciedad y mantienen los niveles de azúcar equilibrados), aunque poseen un bajo contenido calórico (alrededor de 190 kilocalorías cada 100 gramos). Además, la vitamina B que contienen contribuye a minimizar los efectos de apatía y tristeza que suelen acompañar a los cambios de una estación más cálida a aquellas con días más frescos y con menos luz solar (¿se entiende, entonces, y a modo de ejemplo, por qué insistimos en asegurar que los productos de estación nos aportan los elementos necesarios para afrontar, de la mejor manera posible, la estación del año que nos toca vivir?).
Lo ideal para su conservación es al aire libre o en la heladera/refrigerador/nevera (donde pueden soportar hasta un mes); también pueden guardarse en el freezer, donde durarán por unos 4 meses. Sin embargo, no conviene conservarlas en bolsas plásticas porque pueden cubrirse de moho/hongos.

La verdad es que en casa todo mundo quedó encantado con este pudding de castañas y chocolate que duró lo que un suspiro. Es que con su textura cremosa y suave conquista estómagos y corazones al mismo tiempo... No digo que sea para estar comiéndolo muy seguido (porque tiene su aporte calórico, claro está); pero, para darse un gusto "de estación" es una opción válida, ya que es bien sencillo a la vez que exquisito.Espero haberlos tentado con mi propuesta. Nos encontramos la semana próxima. ¡Disfruten de la vida junto a las personas que aman y experimenten en la cocina!
Textos y fotografías: ©Bouquet Garni Recetas