Pueblitos gastronómicos: Tomás Jofré y Carlos Keen

Por Agustinama @agustinama
Hace varios fines de semana, cuando el solcito calentaba un poco más que ahora, decidimos hacer un paseo con Rami, mi linda cuñada y su novio. El plan era agarrar el auto y que la ruta nos lleve a algún pueblito, esos de ensueño que tiene la Provincia de Buenos Aires, que parecen sacados de una postal antigua. 
El año pasado, para la despedida de soltera de mi amiga Any, fuimos con un grupo de chicas a Carlos Keen, y comimos en Camino Abierto, un lugar divino con granja y huerta orgánica, atendido por chicos que, por algún motivo, no viven con sus padres o no los tienen, así que su espacio de estudio, de recreación, de trabajo y de vida, es Camino Abierto, a cargo de Susana Esmoris, una ex empresaria que decidió dar un giro en su vida y dedicarse a ayudar. El lugar es hermoso, la atención es muy buena, la comida es riquísima y vale la pena, después de comer, ir a recorrer el pueblo y la feria que está en la vieja estación de tren. Si tienen planes de ir a Camino Abierto, les recomiendo que hagan una reserva en el teléfono que figura en la web. 

La huerta de Camino Abierto

La granja de Camino Abierto. La vaquita quería salir en la foto!


Como yo ya conocía Carlos Keen (¡aunque me encantaría ir de nuevo!) decidimos, esta vez, ir a Tomás Jofré, otro muy recomendado pueblo gastronómico, al que cuando llegamos entendimos el por qué del mote. Está lleno de restaurantes!! la verdad es que casi no vimos casas, jajaja! es un verdadero polo gastronómico, y lo bueno es que hay un convenio entre los dueños de los establecimientos y todos cobran un precio muy parecido por un menú que incluye, entrada, plato principal, postre y bebida, para evitar la competencia desleal. Cuando llegamos al pueblo, alrededor de las 13.30, como si alguien nos estuviera esperando a comer, ingenuos nos fuimos metiendo en cada restaurant, de los que terminábamos saliendo porque la espera mínima era de una hora y media!! Dimos varias vueltas y preguntamos a cuanta persona se nos cruzara en el camino, hasta que nos recomendaron que fuéramos a Silvano, con el argumento de que es uno de los mejores de la zona "Van a tener que esperar, eso sí", nos dijeron. Fuimos a Silvano y nos dieron un número, adelantándonos que íbamos a comer en el turno de las 16...no teníamos mucha opción. Nos fuimos a recorrer el pueblo, y en la espera encontramos un lindo lugar para hacer una entradita de empanadas caseras, había que calmar a las fieras con hambre!
Finalmente se hizo la hora y entramos a Silvano, donde nos dieron una lindísima mesa en el medio del jardín. El menú que se puede comer en lo de Don Silvano (así lo llaman todos), es una entrada de fiambres con galleta casera (muy rica) y un plato principal de ravioles caseros de carne y verdura, que pueden pedirse con estofado de pollo o con manteca y queso. Pedimos las dos opciones, yo no estaba con muchas ganas de estofado así que ese día me incliné más por la manteca. 


Los ravioles eran bien caseros, y me hicieron acordar un poco a los que preparaba Mamama, de masa más bien gruesa y con muuucho relleno. Estaban buenísimos! Eso sí, mi elección de la manteca no estuvo errada, porque el tuco con estofado no era de lo mejorcito, al menos para mí, al resto me parece que le gustó. Igual no me privé de mojar el pancito en la salsa! 

Para cerrar el menú había algunas opciones de postre, ninguna deslumbrante, pero siempre viene bien algo dulce para coronar la comida. Durante el almuerzo conocimos al famoso Don Silvano, un amable señor que se nos quedó charlando y nos contó un poco la historia del lugar. Con tradición familiar, desde hace 50 años se amasan ravioles en esa casona de Tomás Jofré. Primero la abuela, después la madre, y ahora él administra el lugar, junto a sus hijos y nietos. Siempre es lindo conocer a esos personajes que arrastran historia en cada arruga, no?

Unas horas después, partimos a caminar un poco más por el pueblo de Tomás Jofré, recorrimos la feria que está en una plaza enooorme, que parece una cancha de fútbol porque casi no tiene árboles en su interior...y tiene un arco en cada extremo, ja! La vuelta fue un poco tortuosa, nuestra salida no fue original así que en la ruta nos encontramos con colas y colas de autos! 
Recomendaciones: Tanto en Camino Abierto como en Silvano reservar por teléfono, llevar efectivo porque en casi ninguno de los restaurantes se acepta tarjeta, ir un sábado y no volver tarde! Más allá de esos detalles ambos lugares son súper recomendables para conocer y volver!
Para llegar a Tomás Jofré: Tomar el Acceso Oeste hasta Luján, bajar en la salida a la ruta nacional 5. En el km 91,5 se abre un desvío a la izquierda (el cartel dice Jorge Born). Por ese camino hacer 8 km más hasta llegar a Tomás Jofré.
Don Silvano: Tel: 02324 432035 
Camino Abierto: Carlos Keen, a 13 Km de Luján. Tel: 02323-495041