Durante la época del Reino de Hungría los húngaros székely vivían bastante bien, con un estatus de autonomía relativo y una productiva agricultura. Con la ocupación otomana en el siglo XVI, aunque perdieron soberanía, se las apañaron para preservar sus costumbres. En es mismo período, la otra parte (occidental) que quedó de Hungría adoptó cierta influencia germana de los Habsburgo, quienes posteriormente iniciarían la reconquista, por lo que muchos székely se consideran a sí mismos como húngaros más "auténticos" que sus vecinos de la actual Hungría.
Tras la primera guerra mundial y el tratado de Trianón, en 1920, Transilvania pasaría a formar parte de Rumanía. Los húngaros no eran mayoría en el conjunto de Transilvania, aunque su número no era muy inferior al de los rumanos, y había muchas zonas concretas donde los húngaros sí eran mayoría (sobre todo al este). Se inició un proceso de rumanización de los húngaros (más o menos a la inversa que hasta entonces: el Reino de Hungría había ejercido un fuerte proceso de magiarización a los rumanos antes). Después, y por menos de un lustro, durante la segunda guerra mundial, de 1940 a 1945, la parte norte de Transilvania volvió a formar parte de Hungría (segundo arbitraje de Viena), pero tras perder de nuevo la guerra, se volvió al estatus de Trianón y a incorporarse nuevamente a Rumanía.
En 1952, sin embargo, los székely consiguieron una gran autonomía al fundarse la Región Autónoma Húngara, en la zona donde se asentaba la mayor parte de húngaros (de sus 730.000 habitantes, un 77% eran húngaros y un 20% rumanos). En 1960 se añadió la región de Mures (con más rumanos que húngaros) para formar la Región Autónoma Húngara-Mures, diluyendo el peso de los húngaros hasta un 62%. En 1968, con el gobierno represivo de Ceaucescu, se suprimió toda autonomía y la antigua región se diluyó en tres provincias: Hargita, Covasna y Mures, con el mismo estatus que cualquier provincia rumana (es decir, subordinada a Bucarest, con un gobierno centralista similar al de Francia) y que no representaban ninguna nacionalidad. Tras la caída del comunismo y de la República Socialista Rumana, los székely soñaron con recuperar la vieja autonomía y autogobierno, pero no hubo ningún cambio. Y así hasta la fecha de hoy.
Los húngaros de Transilvania se encuentran mayoritariamente en pueblos y pequeñas ciudades. Aunque hay un número importante de ellos en las grandes ciudades, su porcentaje es menor. Algunas localidades más importantes son las siguientes:
(ciudades de menos de 100.000 habitantes en total)- Székelyudvárhely (Odorhieu Secuiesc): 96% de húngaros (unos 36.000)- Kézdivásárhely (Tirgu Secuiesc): 91% (18.000)- Gyergyoszentmiklós (Gheorgheni): 88% (15.000)- Csíkszereda (Miercurea Ciuc): 81% (30.000)- Sepsiszentgyörgy (Sfintu Gheorghe): 77% (41.000)
(ciudades de más de 100.000 habitantes en total)- Tirgu Mures (Marosvásárhely): 45% (57.000)- Satu Mare (Szatmárnémeti): 38% (35.000)- Oradea (Nagyvárad): 25% (45.000)- Cluj-Napoca (Kolozsvár): 16% (49.000)- Brasov (Brassó): 7% (16.000)
Pese a que la constitución rumana dice en su primer artículo que Rumanía es un país unitario e indivisible (lo cual ya de entrada evapora la posibilidad de un territorio székely con autogobierno), permite a los municipios con más de un 20% de otra etnia el uso de su propia lengua en las instituciones, la educación y las señales y carteles oficiales, siempre junto con el rumano, aunque no permite la instalación de símbolos o banderas en edificios públicos (solo ondean la bandera rumana y la de la UE). Y los székely siguen utilizando su idioma y practicando su cultura (algunos apenas hablan algo de rumano). Muchos nacionalistas rumanos quieren abolir esto, y los húngaros se manifiestan de vez en cundo reclamando sus derechos y exigiendo un nuevo estatus de autonomía e incluso muchas veces la independencia. Desde Budapest se les apoya y se presiona al gobierno rumano, con lo que las relaciones entre ambos países suelen chirriar constantemente, sobre todo cuando la extrema derecha de alguno de los dos hace de las suyas. Por ejemplo a Gábor Vona, el secretario general de Jobbik, se le prohibió la entrada a Rumanía después de unas polémicas declaraciones en pleno territorio székely.
Los símbolos székely son un sol y una luna, y forman parte de su bandera, de color azul con una franja central horizontal amarilla. Hace unos años varios edificios oficiales en el territorio székely instalaron esta bandera, y el gobierno rumano trató de eliminarlas, constitución en mano (que no reconoce este territorio). Desde entonces en el parlamento de Budapest ondea una enorme bandera székely junto a la húngara como muestra de solidaridad.
Muchos székely han ido emigrando de Transilvania desde que fueran absorbidos por Rumanía. Han pasado de ser el 25% de la población en 1920 al 18% actual. En números absolutos, se mantienen parecidos, es decir que la población rumana ha crecido considerablemente, mientras que la húngara se ha estancado. Aun así, si tenemos en cuenta que en 1992 había 1,6 millones de húngaros y en 2011 había 1,2 millones, significa que en dos décadas 400.000 húngaros han hecho las maletas. Sin embargo esto ha sido algo común en todos los países del este (incluida la propia Rumanía), ya que muchos de sus ciudadanos (especialmente los más jóvenes) han emigrado al extranjero. En el caso de los húngaros de Transilvania, la mayoría a ido a Hungría, Inglaterra, Irlanda o Alemania, y en el de los rumanos, a Italia o España.
En 2010 el gobierno húngaro ejecutó una vieja promesa: encargarse de los húngaros que debido a Trianón vivían en los países de alrededor, y aprobó una ley mediante la cual se les garantizaba la nacionalidad húngara tras superar un examen de historia y lengua a dichos magiares étnicos. Se calcula que en 2013 unos 400.000 húngaros habían recibido de este modo la nacionalidad, de los cuales 280.000 eran húngaros de Rumanía (algo lógico teniendo en cuenta que son la mayoría). Sin embargo, la población de Hungría no ha crecido en estos años (de hecho ha disminuido), lo que significa que en realidad, más que mudarse a Hungría, lo han hecho a otros países más desarrollados. El pasaporte húngaro está más valorado y mejor visto que el rumano en la mayoría de empresas inglesas, irlandesas o alemanas, además de tener más facilidades legales.
La mayoría de húngaros étnicos fuera de Hungría no quieren ir al Estado húngaro, dejando atrás su tierra, familia o amistades. Tampoco es precisamente Hungría la tierra de las oportunidades. Quieren vivir donde están, en paz, con sus costumbres, cultura, idioma y educación, y autogobernarse, ser los que decidan sobre su presente y futuro, y no estar sometidos a las decisiones de Bucarest, Bratislava o Budapest.
Nota: las tablas, gráficos e imágenes se han extraído de wikipedia.