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Paredes que lo resistieron todo y aleros que se proyectaban infinitos. Casas que barruntaban futuros que fueran dignos de su pasado. Calles que borbotaban conversaciones y horizontes, eso sí, que permanecen inmóviles para que la cosa no se ponga peor. Efectivamente. Hablo de algunos pequeños municipios dispersados por nuestra geografía regional que empiezan a sentir sobre sus nucas un desahucio que jamás se convertirá en titular a cuatro columnas. Localidades que viven de las pocas rentas que todavía sostienen sus ayuntamientos. En ellos no se practica el paseo invernal porque apenas moran vecinos. Con todo, resisten. Y los que siempre vivieron en lo urbano, jamás entenderán que quieran seguir siendo libres y soberanos.
Julio César Iquierdo Escritor y periodista palentino @De su columna "Desde Tierra de Campos" en "Diario Palentino".
Imagen: Norte de Castilla