Muy cerca de Guijuelo, al sureste de la provincia de Salamanca, se encuentra Puente del Congosto, una localidad de gran importancia histórica, como lo atestigua su rico patrimonio cultural y natural, además de sus orígenes en el siglo XI. Antecedentes suficientes para que Puente de Congosto fuera declarado Conjunto Histórico Artístico en 2019.
Este pueblo, situado a orillas del río Tormes, ofrece un aspecto medieval, gracias a su castillo y su puente, que conforman una belleza paisajística que no pasa desapercibida, en una zona de difícil acceso por ser muy rocosa, granítica. Y en su interior destaca la silueta de la iglesia de la Asunción, un templo gótico construido en el siglo XVI, además del casco urbano con algunas casas típicas de granito de arquitectura popular.
La importancia del puente reside en que fue paso fundamental de la Cañada Real Soriana Occidental, una de las principales vías pecuarias que el ganado trashumante recorría cruzando España dos veces al año buscando pastos. Por allí pasaron los grandes rebaños de la Mesta. Esta Cañada Soriana, que cruzaba el río Tormes, se remonta a los siglos XII o XIII. La villa, situada junto al cauce, era una ubicación estratégica, un punto de acceso y cobro del portazgo que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX. Hasta entonces todos aquellos que necesitaran cruzarlo debían pagar tributo.
Aparte de su magnífico puente hay que destacar el espléndido Castillo de los Dávila, de origen en los siglos XII y XIII pero reconstruido en el XIV, un monumento esencial de su patrimonio. Es una construcción de carácter defensivo y de control estratégico del paso del puente. Se encuentra ubicado sobre un declive del terreno en la margen izquierda del río Tormes, y cuenta con una gran torre rectangular de cuatro plantas, con otro cuerpo adosado de tres plantas y azotea. El castillo es de propiedad particular.
La villa de Puente del Congosto tiene también un entorno natural muy agradable, declarado Reserva de La Biosfera de la UNESCO en 2006, ideal para pasear por su paisaje de encinas, por la ribera del río, disfrutar de la pesca, hacer senderismo, ciclismo, etc.
En verano incrementa su población con numerosos veraneantes, que vienen a disfrutar de su playa fluvial, una Piscina Natural del Río Tormes, con forma de pozas con aguas cristalinas ubicada a las afueras. Es una zona de baño muy atractiva, un aliciente más que sumar a esta bella localidad, poco explotada turísticamente, a pesar de su riqueza artística, monumental y paisajística.
CIEN ESTAMPAS DE MI TIERRA