Aprovechando el Puente de La Inmaculada pude hacer una nueva visita a Santiago de Compostela y hacer algunas fotos de mis rincones favoritos. La primera impresión es que sigue llegando gente a la ciudad en grandes cantidades, al menos estos días pasados estaba rebosante y los viajeros tenían que andar de aquí para allá buscando alojamiento.
La Plaza de Cervantes y una curiosa iluminación navideña fue de lo primero que me llamó la atención nada más llegar a la ciudad.
La víspera de la fiesta hizo buena tarde, sin lluvia, que permitía dar una vuelta por la zona de la catedral observando esa curiosa flecha amarilla en los lugares más insospechados. En fin, que conseguí encontrar sitio donde cenar y tampoco me tengo que explayar sobre el tema.
La mañana de la fiesta mucho trasiego de gentes de un sitio para otro e incluso carreras por obtener un buen sitio en la catedral antes de comenzar la procesión y misa de La Inmaculada.
Nunca había visto tanta gente, en verdad.
Un viejo peregrino no puede dejar de pasar a saludar al Patrón, y después lo que venga.
Aproveché la mañana para visitar el Museo Catedral de Santiago, muy recomendable para conocer la historia de Compostela y con sorpresas muy agradables. Los hazos suevos y otros encantos nos llevan al misterio del Maestro Mateo y su simbología medieval.
http://catedraldesantiago.es/visitas/museo/
Comenzó a llover pero eso no fue impedimento para que las personas fueran de un sitio para otro.
Después es imperativo tomar alguna tacita de vino gallego antes de buscar sitio para comer. Ni la lluvia ni el frío detiene al peregrino, ¿no es verdad? Y más si estás de turista, ¡ya te digo!
Daniel Paniagua Díez