En la escollera hay un pequeño apostadero de lobos marinos, en su mayoría machos juveniles o inmaduros y estos atraen algunas aves marinas como gaviotas y palomas antárticas, estas últimas mi objetivo principal.
La luz era escasa y atentó un poco con la calidad pero dejó uan luz uniforme que no viene mal cuando hay gran contraste entre los blancos intensos del plumaje de las aves y el marrón oscuro de los lobos marinos.
Había algunas gaviotas cocineras y una bandada de una veintena de palomas antárticas, que se alimentaban de desechos varios, en especial restos de comida y heces de los lobos marinos, también cualquier resto orgánico, quizas trozos de piel y ectoparásitos eran incluidos en la dieta de estas aves. Los lobos marinos descansaban plácidamente, ignorando casi por completo a la presencia de las aves costeras, solo dormíano jugaban a peleas entre ellos, algunos nadaban un poco o quedaban en la orilla mojados por el agua somera y el oleaje.
Gaviota cocinera (Larus dominicanus)
Paloma antártica (Chionis alba)
Lobo marin osudamericano (Otaria flavescens)