Bastante tiempo hace que no visito este lar. Siempre me ha encantado escribir o, mejor dicho, pensar a través de mi pulso. De mis cosas, mis opiniones, del comportamiento humano, del deporte...
A lo largo del tránsito de la vida ocurren cosas que trastocan cualquier planteamiento y, por supuesto, condiciona todo. Te merma, te hunde y te empequeñece aunque por otro lado, la misma vida te empuja por el otro costado para seguir y no perder el tren del condicionado y manipulado día a día.
Este mismo tránsito te sigue enseñando cosas. Cuanto más pasa el tiempo, algún milímetro por paso te hace abrir los ojos. Eso de que la pandemia nos iba a hacer reflexionar sobre los asuntos verdaderamente importantes, nos haría ser más sensibles y daríamos el valor a lo que verdaderamente merece la pena es el más falaz augurio de quien lo emitiera y todos, como borreguitos nos creímos. Mentira podrida. La conducta humana ha tornado claramente a comportamientos interesados, desapegados y, sin miramiento ni pudor alguno y a cara descubierta, a hacer culto a la desmemoria.
Las oportunidades pasan y se pierden si no se quieren aprovechar, como si todos no tuviéramos una caducidad. Obviar, mirar para otro lado y no dar valor a lo de casa pasa factura. Lo que ocurre que por caja no se pasa inmediatamente sino pasado un tiempo.