A lo largo de mi vida profesional son muchas, muchísimas las personas que he llegado a conocer: proveedores y colaboradores, personal de la empresa, delegados, agentes comerciales, publicistas, distribuidores y clientes en todo el territorio nacional y también en el extranjero; fueron más de 30 años en la misma empresa, que durante más de dos décadas he dirigido, de hecho me solían llamar los compañeros de la oficina: “la jefa”.
Una gran empresa de la que nos sentíamos orgullosos la gran mayoría de los que formamos parte de ella ¿o ella formó parte de nosotros?.... cesó su actividad y cerró. Quedaron buenos y malos momentos, aprendimos y le dimos mucho, casi nuestra vida, en mi caso en algunas ocasiones en todo el amplio sentido de la palabra; y también guardamos buenos y grandes amigos, los que pasaron y no quedaron es porque no merecieron la pena (de hipocresía e intereses, sobre todo económicos, está el mundo lleno y allí no fue menos).
Llego a presumir que durante años, más que clientes tuve amigos, que ya es difícil.
Con esta entrada quiero recordar a una familia malagueña, de nuestros mejores clientes: grandes pedidos, buenísimos pagadores, educados, serios y ante todo cariñosos con mi persona. El Sr. (perdonarán que omita el apellido) y su Sra. Carmen Rosa (curiosidades de la vida, se llama igual que mi abuela de quién tomé el nombre para “Mi cocina”), sus hijos, Rafa, Mª Carmen y Jesús.
No había una convención, una cena o un viaje donde no vinieran. Sobre todo Jesús.Si ponemos las películas de videos para recordar algún que otro viaje, Jesús estaba en la proa de la lancha rápida por el rio Kwai al lado de mi hijo en Thailandia; bailando en la proa del catamarán viajando hacia una isla en Cuba al lado de mi hija; bañándose con los delfines en República Dominicana, etc.etc. pero sobre todo recordamos con especial cariño el último viaje, ésas noches interminables de risas y buenos momentos en un Crucero por el Nilo, con nuestros amigos Pepe y Mª Dolores (Cádiz) y nuestras queridas Cristina y Susi. Siempre nos quedará Egipto.
Nos encontramos por casualidad hace unos días, acompañado por un amigo en común: Paco, hablamos y hablamos hasta tocar el tema de la “cocina”. Me cuenta que tiene una “amiga” en Facebook, una buenísima cocinera malagueña a la que sigue en su blog, a lo que le respondo: Jesús que soy yo !!!!La sorpresa de ambos y mi sorpresa cuando Paco me descubre que es Paleño, que vivía su familia justo al lado de mi abuela, que recuerda que la jábega de mi abuelo era la que se encargaba de sacar a la mar cada año a la Virgen del Carmen, ésa tradición marenga tan arraigada en nuestras costas, que su familia y la mia eran vecinos y amigos…..me emocionó. Y comprendí por qué Paco, es tan malagueño, tan gracioso y tiene tanto arte…….es paleño.
Para Jesús, su familia, para Paco, Cristina y Susi…por ésos buenos momentos que hemos compartido fuera del negocio. ¡¡ Por la amistad y el cariño !!
A Paco le prometí que la entrada que les dedicaría sería con un plato típico de nuestra tierra, con éste arroz con pulpo, quiero recordar aquellos pulpos que en la misma orilla, en el mismísimo rebalaje de nuestras playas (años 60) se podían coger y llegaban a las cocinas de nuestros ancestros vivos y “coleandos”.
¿Cómo lo hice?
Como siempre siguiendo los pasos de mis antepasados, fiel a las recetas populares malagueñas.
Ingredientes para dos personas: Un pulpo (en ésta ocasión de un kilo y medio, parte servirá para hacer pipirrana de pulpo ), un pimiento verde, un tomate maduro (sin piel), un trocito de cebolla blanca, dos dientes de ajo, aceite de oliva virgen extra (sigo usando malagueño, en ésta ocasión de Riogordo), una carterilla de azafrán (de la marca Aeroplano), una cucharadita de pimiento molido dulce (no picante), dos puñados de arroz (uso arroz tipo bomba “La Fallera”) por comensal (más uno de “regalo”), un puñadito de chicharos (congelados ya que no es época de guisantes frescos), agua y sal.
Para hacerlo:
Limpiar el pulpo dándole la vuelta a la “capucha” y vaciándola, cortar el “pico” (la boca) y los ojos). Enjuagarlo bien bajo el grifo.En una cacerola con agua y un poco de sal, de forma que quede totalmente cubierto, llevar a ebullición y espumerear.Dejarlo cocer durante una hora aproximadamente (depende del grosor y del frescor del animal) hasta que esté tierno. Mientras picar en trozos pequeños, el tomate, el pimiento, la cebolla y los ajos.Cortar el pulpo en trozos pequeños.En una cacerolita echar el aceite de forma que cubra el fondo y pochar a fuego lento la verdura, salándola previamente.Una vez pochada, retirar del fuego y agregar el pimiento molido y el colorante alimentario.En una sartén antiadherente o paellera echar el refrito, los guisantes, el arroz y los trozos de pulpo; remover durante unos minutos y añadir dos cucharones del agua donde se ha cocido el pulpo, por puñado de arroz, dejándolo cocer a fuego fuerte durante quince minutos.Pasado éste tiempo, bajar el fuego y dejar unos diez minutos más.Si en el transcurso de la cocción necesitasen echar más caldo (el arroz lo va pidiendo), que éste siempre esté hirviendo.
Retirar del fuego, tapar con papel de aluminio, dejándolo reposar unos minutos y a disfrutar de un riquísimo arroz con todo el sabor de los pulpos malagueños…….que aún hoy en día llegan a “Mi cocina” vivitos y coleando.