“El infierno es vivir”. Frank Castle
La génesis de los superhéroes casi siempre se asientan en hechos trágicos. Spiderman y Batman vieron como sus seres queridos eran asesinados, Superman se convirtió en el ultimo superviviente de su planeta, Spiderwoman eran un experimento a manos de Hydra y sus padres…y así podíamos seguir casi indefinidamente. Todos los ejemplos coinciden en un rango de edad de los protagonistas que tiene un limite máximo de la adolescencia. A partir de cierta edad, es mas fácil convertirse en villano que en superhéroe.
Con Frank, nos encontramos ante uno de esos cómic definitorios para un personaje. Jason Aaron, guionista salvaje que se desata en este arco argumental, toma la llegada de Punisher a prisión para narrarnos el epílogo de Valley Forge, momento en el que vimos de qué pasta está hecha Castle. A modo de flashbacks, veremos el regreso del personaje a su ¿Hogar?, lugar donde no solo se encuentra perdido si no desconectado de su familia. Es curioso porque siempre hemos tenido la sensación de que Frank Castle regresó sin traumas aparentes de Vietman, al menos en los inicios del personaje, pero Aaron retrata como la cárcel y el regreso a su hogar significan para Castle lo mismo. Retrato duro de un exsoldado que no quiere reconocer lo que es en realidad, donde su familia no es mas que una carga a la que no encuentra acomodo. El coctel de violencia reprimida y la secuencia de trágicas casualidades, nos lleva a conocer la génesis de The Punisher, mas compleja de lo que conocíamos hasta ahora
Si Aaron consigue una historia redonda, Dillon en el dibujo está a la altura del guión. Los rostros inexpresivos, las miradas vacias, la parquedad de gestos…no hay otro dibujante que conozca de una forma tan íntima a Frank Castle.
Frank, es uno de esos imprescindibles para los seguidores del personaje. Y un ejemplo de como la retrocontinuidad es una herramienta al servicio de los buenos guionistas.
Valoración:8,5