Punto para mí!

Por Violetaosorior

“XXXX tiene tan solo 3 años y ya lee”, “pues déjame decirte que MMMMM con sus 4 añitos ya toca el violín como los dioses”, “si les contara de RRRRRR que juega básquet y su entrenador dice que tiene madera de campeón”, “ya les conté que AAAA caminó a los 9 meses?” Padres henchidos de orgullo, compitiendo porque quien es mejor en función de aquello que hacen sus hijxs, competencia de egos con lxs hijxs al servicio del amor propio y éxito de sus padres… cómo fue que extraviamos tanto el rumbo?
Obviamente de estar presentes los trofeos (perdón lxs hijxs), a esta charla se le sumará un concurso de talentos aunque lxs participantes estén jugando y en lo suyo, aunque sean aliadxs y compañerxs, nosotrxs lxs transformaremos en competidores, todo para satisfacer nuestro ego que no tiene fondo. Luego por favor hablémosle en pro de la solidaridad y la común-unión, porque lxs vemos muy envidiosxs, egoístas y competitivxs…
No nos basta con medirnos con nuestros logros profesionales, ni nuestros títulos, no nos basta con medirnos con nuestras posesiones y últimas adquisiciones, ahora también nuestrxs hijxs nos dan puntos para el éxito.
Ya son desagradables las comparaciones en si mismas y tener que escuchar como lxs adultxs comparan a lxs niñxs para lograr que XXXX se porte “tan bien”” como BBBB cuando en realidad eso de plano es imposible, porque, no es sano para ningún/a niñx “portarse bien” tal y como lo planteamos lxs adultxs, ni XXXX y BBBB son iguales!
Pero escuchar las conversaciones donde lxs niñxs son tratados como objetos de última generación cuyas virtudes hay que vender y encumbrar como si del mejor auto estuviéramos hablando es indignante… no lo niego, soy una madre orgullosa, terriblemente orgullosa de mi hija, pero son sus triunfos, sus logros no los míos. No me hace mejor persona, ni mejor madre, ni mejor mujer que ella haga lo que hace y sobre todo que sea quien es.
Con actitudes de este estilo, les estamos enseñando que la felicidad y el amor se obtienen haciendo monerías para otrxs, con los cual lxs moldeamos útiles, eficientes y manejables; les estamos diciendo que la vida se trata de andar mostrando y demostrando quienes somos y que hacemos, que la felicidad no está en aprender o descubrir algo, sino en mostrarlo para que sea aceptado y aplaudido y que la “sabiduría” están en detectar aquello que esperan y desean de nosotrxs
Y más allá del problema en si que para un/a niñx genera el ser tenido como bastión del éxito y autoestima de papá y mamá (y luego de lxs maestrxs), planteémonos la repercusión que eso tiene en la construcción de relaciones y vínculos, es evidente que dentro de esta lógica tiene que competir por ser el/la mejor, por ganar adeptos y conquistar admiradores,  aprender a comparase con otrxs, a medirse con otrxs y poner su felicidad y su merecimiento de amor en función de los logros que va cosechando y lxs otrxs niñxs que con sus triunfos va dejando atrás.
Y además, de paso, ésto legitima el ingreso de lxs niñxs a muy temprana edad a las guarderías, aunque la estructura familiar permita que se quede en casa, porque en la guardería con inglés, natación, psicomotricidad y teatro el niñx será más listx, aprenderá más y nosotrxs tendremos más méritos de los que vanagloriarnos.
Qué cosa no? Hemos puesto a lxs niñxs al servicio de nosotrxs lxs adultxs importantes, no solo tienen que convivir con nuestras impaciencias, maltratos e indiferencias si no que además los hacemos responsables de nuestra autoestima.
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