Punto y seguimos | Bien por la foto, pero hay que hacer más

Publicado el 04 junio 2024 por Jmartoranoster

Denunciar el genocidio israelí en Gaza es una tarea permanente

Quemar vivas a personas refugiadas en carpas: esa es la más «reciente» atrocidad que el Ejército israelí ha cometido contra los palestinos, que sepamos al menos. Imágenes de cuerpos destrozados, un bebé decapitado y tiendas ardiendo en medio de la noche parece que —al fin— indignó a mucha de esa gente que anda por la vida pendiente de cosas más banales.

Más allá de que mucha de esa «indignación» sea un postureo y que no haya pasado de postear una imagen viral hecha con inteligencia artificial, lo importante es que sí sirve para que algunos perdidos se enteren. Si cuarenta millones de personas suben una foto pidiendo que se pongan los ojos en Ráfah, sirve, porque unas cuantas se interesarán y presionarán para lograr acciones más contundentes. O eso esperamos.

Mientras tanto, donde se deciden las cosas, es decir, en la Casa Blanca y en el gobierno israelí, la presión de la opinión pública consiguió una de las declaraciones más cínicas que se han visto en los últimos tiempos, y vaya que en esos dos gobiernos hay para elegir. Estados Unidos, uno de los principales financistas del genocidio, queriendo quedar bien con Dios y con el diablo, propuso el viernes 31 de mayo un «plan de paz» y cese al fuego en Gaza que, en palabras del propio presidente Biden busca «devolver a casa a todos los rehenes, garantizar la seguridad de Israel, crear un día después mejor en Gaza, sin Hamás en el poder». Sin comentarios.

Lo peor de aquello es que a Israel no le gustó la cosa y el primer ministro, Bibi Netanyahu, dijo a través de un comunicado que sus condiciones —que se pueden resumir en el exterminio total de los palestinos— no han cambiado. Algo así como «los gringos, aunque sean amigos, pueden decir misa». Hamás, por otro lado, solicita un cese al fuego permanente, la retirada de Gaza y la apertura al ingreso de ayuda humanitaria, pero ¿cómo se logra un cese al fuego cuando la condición de una de las partes —la que tiene el poder militar— es la extinción total de la otra? El panorama en este aspecto es desesperanzador.

Sin embargo, brisas de emoción nos llegan cuando nos enteramos de protestas de ciudadanos israelíes en Tel Aviv —fuertemente reprimidas por la policía— solicitando el cese al fuego, o las declaraciones fuertes y emotivas de representantes parlamentarios en países como Francia o Irlanda. La petición de medidas concretas del mundo contra Israel se oye cada vez más dentro de gobiernos del planeta y las manifestaciones populares se ven en los cinco continentes.

Preocupan los tiempos, pues mientras las protestas influyen lentamente, los ataques son rápidos y letales. El llamado es a la presión, a la resistencia, no del pueblo palestino, de probado espíritu indoblegable, sino del mundo. El llamado es a los millones de personas que compartieron una imagen a que entiendan que no es moda de un día, y que aún hay personas, hermanos y hermanas, a los que salvar.

Mariel Carrillo García