Pushing Daisies: toco y me voy

Publicado el 21 octubre 2011 por Malena


No es romántica, pero tiene momentos cursis. No es una serie de ciencia ficción, pero tiene elementos sobrenaturales. No es una serie policial, pero tiene detectives y crímenes. En realidad, Pushing Daisies es algo bastante diferente a lo que suele verse en series de TV en los últimos años pero, por otro lado, no inventó algo fuera de órbita. Cualquier espectador podría notar rápidamente que tiene una estética muy parecida a la de “El Gran Pez” o “Charlie y la Fábrica de Chocolate”. El tono de Tim Burton de alguna manera sobrevuela toda la serie, sin volverla una copia sino más bien un collage de muchas cosas que terminan convirtiéndola en un objeto original y atrapante, por extraño que parezca.

Se sabe que en los últimos años se reimpulsó la creatividad en las series estadounidenses, pero casi todas se mantuvieron más o menos en los cánones del drama. Pushing Daisies definitivamente vino a ofrecer algo distinto: una comedia inocente sobre temas que mezclan la violencia, el romance endulzado, el gore y el absurdo.


Contar el el primer capítulo sería, de alguna manera, un enorme spoiler. Pero si están leyendo esta reseña es porque: A, les encantó así que no destripo nada nuevo. B, les interesa y quieren saber de qué trata por lo que deben leer lo que viene. C, no les interesa así que la información que viene les dará lo mismo. Bueno, en el caso C supongo que no estarían leyendo esta reseña…

En fin. En los primeros minutos del arranque, un relator en off (que no abandonaría jamás la serie) cuenta toda la historia sin dejar nada en el tintero. Presenta, ante todo, a Ned un niño de nueve años que vive con su madre y un día descubre que con sólo tocar a los muertos, los revive. Pero ningún poder se gana gratuitamente y el chico no tarda en descubrir que si vuelve a tocar a la persona revivida, ésta muere para siempre.

Claro que, sentando las bases de lo que sería el humor reinante en la serie, la situación es lo más traumática posible: Ned descubre todos estos pormenores de su poder luego de que su madre muera naturalmente de un ataque cardíaco. Al tocarla, la regresa a la vida, pero vuelve a morirse cuando le da el beso de las buenas noches.

Para complicar más las cosas, Ned entiende que no basta con revivir a sus seres queridos y evitar volver a tocarlos. Cuando pasa más de un minuto y Ned no remata (nunca mejor usada la palabra) a la persona que revivió, quien en ese instante se encuentre más cerca… muere. Simple y efectivo.

Agregando elementos que podrían haber dejado a este chico totalmente rayado, quien muere porque él deja que su madre viva más de un minuto es Charles Charles,  padre de la mejor amiga de Ned y vecino de la casa contigua. El resto de la triste infancia del protagonista, ahora huérfano de madre, transcurre en un internado donde es dejado por su padre.

Pero la historia no se centra en un chico traumatizado, sino en el pastelero en que se convierte veinte años después. Un pastelero que, además, revivió a su perro luego de ser arrollado por un camión y al que sólo puede acariciar con una mano de madera (ya saben, para no volver a matarlo).

La vida de Ned es rutinaria, por más tenga un poder de lo más llamativo. Atiende su barcito, el Pie Hole, y no lleva el apunte de su socia, Olive, que está tontamente enamorada de él. Sin embargo, la historia que vale la pena contar empieza cuando entran en escena otros dos personajes: el detective Emerson Cod y Charlotte “Chuck” Charles, la amiga de la infancia de Ned, cuyo padre, recordemos, murió por los efectos colaterales del poder del pastelero.

El ácido investigador privado, Cod, descubre el poder de Ned y no tarda en proponerle una sociedad al mejor estilo Mistery Machine. Ned simplemente tiene que tocar los cadáveres de los crímenes que Cod investiga y el detective hará el interrogatorio pertinente a la víctima que regresó a la vida. Parece un negocio redondo, si no fuera porque el cadáver que Cod quiere investigar es el de la vecina de la infancia de Ned.

Ned comete el mismo error que con su perro Digby: devuelve a Charlotte (a partir de ahora “Chuck”) a la vida y se la lleva a vivir con él. He aquí un dilema, Ned ahora no puede tocar a su perro… ni a su nueva novia.

Uff… una explicación de lo más barroca pero necesaria.

Lejos de tener un drama psicológico al estilo Rogue/Gambit, de X-Men, la serie pone el sello de que los personajes no sufran demasiado, sino que vayan aceptando los obstáculos y, sobre todo, las rarezas. Como siguiendo el concepto burtoniano de “lo anormal es normal”, Pushing Daisies continuamente describe situaciones y personajes absurdos, tomándolos como algo más del paisaje.

Una de las particularidades de Pushing Daisies es que tiene un narrador que lleva la historia del presente al pasado e interrumpe las acciones de los personajes. Eso determina el ritmo saltarín de la serie y la sencillez con que se escribe una historia básicamente compleja. El poder de Ned no es algo simple, pero los personajes hacen que parezca habitual. La historia se enreda bastante pero nunca genera confusiones y, sobre todo, los episodios son bastante independientes el uno del otro.

La base de Pushing Daisies es que todo quede claro, aunque la explicación sea de lo más bizarra e insólita. Por lo general, el asesino es el jardinero, pero en lugar de matar a la dueña de casa con las tijeras de podar, la asfixia dentro de un arbusto cortado con la forma de un unicornio. Es que el chiste no está en saber quién es el asesino, sino de qué desquiciada forma llevó a cabo el asesinato y motivado por qué móvil psicótico.

También hay momentos de cierto gore, que podrían chocar con los colores chillones y la inocencia de los personajes, pero más bien agrega humor a la locura intrínseca de la serie. Cada vez que Ned toca un cadáver, empieza  hablar en cámara una mujer derretida por un faro, una monja suicidada, un jockey con la cara aplastada por una herradura o un cocinero freído en su propia mezcla. Nada es raro.

Además del trío de detectives protagónico (Ned, Chuck y Cod) hay otros personajes que con el correr de la serie van ganando notoriedad. Una de las más interesantes es Olive Snook, la aparentemente intrascendente y enamoradiza socia de Ned en el Pie Hole. Aunque empieza enfrentándose (unilateralmente) con Chuck por el amor de Ned, empieza a interesarse más por trabar amistad con las tías de Charlotte, Lily y Vivian. Estas mujeres son dos hermanas solteronas, ex estrellas de danza acuática que nunca salen de su casa y se entretienen criando abejas y teniendo cargada su escopeta de caza mayor. Olive es la única, además de Ned y Cod, que sabe que Chuck está viva e intenta levantar el animo de las depresivas tías sin decirle que su joven sobrina le escapó a la muerte. Ya en la segunda temporada, Olive se une al grupo de detectives junto con su cerdo mascota que llevó a casa después de su breve estadía en un convento.

Todos tus muertos

Bryan Fuller no pensó en la idea de Pushing Daisies de la nada. Fue también el creador de Dead Like Me, una serie centrada en la no-vida de una chica convertida en la parca. Georgia “George” Lass muere en el capítulo piloto de esta opera prima de una forma que bien podría darse en Pushing Daisies: un inodoro de la estación espacial MIR cae a la Tierra y la aplasta. Probablemente Emerson Cod se habría sentido muy interesado en que Ned le ayudara a investigar esa muerte.

Fuller abandonó la serie antes de la segunda temporada por diferencias irreconciliables con la productora MGM. Una de las cosas que más le molestó fue que no le permitieran iniciar la línea argumental en que la joven George descubría que su padre era homosexual.

En 2004 MGM canceló Dead Like Me, pero Fuller ya se encontraba enfrascado en un proyecto más ambicioso y personal. En realidad, el personaje de Ned había sido pensado para la segunda temporada de su primera serie. Esperaba insertar en Dead Like Me a un joven que podía revivir a los muertos con sólo tocarlos.

Fuller parece haber logrado mayor libertad creativa, tanto argumental como estética en Pushing Daisies, pero nuevamente chocó con la cadena que la transmite. En 2008, el canal ABC anunció que Pushing Daisies sería cancelada por bajo rating. Los rumores comenzaron a aflorar: la serie no tendría final y sería terminada en comics.

Los fanáticos no parecieron convencidos con esto. El lenguaje audiovisual es fundamental en la ambientación de Pushing Daisies y evidentemente sería imposible trasladar eso a una narración escrita. Aunque nunca se barajó la posibilidad de una película directa a TV, finalmente Fuller dijo que, con el material que ya habían filmado, podrían dársele un final decente.

ABC sacó de un plumazo a esta serie junto con Eli Stone y Dirty Sexy Money, las cuales en un principio fueron bastante afectada por el paro de guionistas, pero habían ido ganando su nicho. Otro problema que probablemente ABC no contempló es que buena parte del caudal de audiencia de series actuales está en Internet. Aunque Pushing Daisies no fue una moda arrasadora, tuvo mucho que ver con el mundo cibernético.

En 2007, el capítulo piloto de la serie se estrenó en Internet. Causó un gran revuelo ya que pasaron muchos días hasta que la Warner aceptó que ellos mismos habían dejado que se filtrara para ver el efecto que provocaba en la audiencia.

Pero una vez más a Bryan Fuller le soltaron la mano, aunque mira la mitad del vaso lleno: “Estoy muy orgulloso y satisfecho del duro trabajo que hemos realizado para crear esto”. Aunque no llegue a ser la serie más enigmática de la actualidad, probablemente se convierta en la menos predecible, como si la televisión, por cuarenta minutos a la semana, hubiera vivido la experiencia de hablar otro lenguaje y ver el mundo con otros ojos. Lamentablemente, fue un sueño corto y demasiado bueno para ser real.

Los socios del pastelero

Lee Pace: Dejó la escuela secundaria para estudiar teatro y pasó por las tablas antes de llegar a televisión. Estuvo nominado a cuatro premios por su personaje de Ned en Pushing Daisies, entre ellos un Emmy al mejor actor de comedia.

Chi McBride: Con una nutrida carrera en series y películas, McBride estuvo muerto en The Fighteners, el film de Peter Jackson, como el compañero a lo disco Stu de Michael J Fox. También estuvo en 81 episodios de Boston Public y fue enemigo de Gregory House en Doctor House. También apareció en Yo, Robot y  La Terminal y le puso la voz a Chief Elder en Ultimate Avengers II, la segunda película animada que adapta la saga comiquera. Personifica al detective Emerson Cod.

Anna Friel: Es una actriz inglesa que comenzó actuando en series de la TV británica y mas tarde dio su salto al cine. En la serie interpreta a Chuck Charles. La mayoría de sus películas no son muy conocidas en Argentina, pero pasó por la ciencia ficción en Timeline y hasta el postergado género romántico- deportivo en Goal y Goal II. Está casada con el también actor inglés David Thewlis, que interpreta a Remus Lupin en las películas de Harry Potter.

Kristin Chenoweth:  Aunque también estuvo en otras series de TV, como The West Wing, Kristin es, sobre todo, cantante aunque su voz es bastante chillona y particular. Además de la TV y el mundo de música, participó en varias obras de Broadway entre ellas Steel Pir que le valió un premio internacional. En Pushing Daisies es Olive Snook.

Título original:  Pushing Daisies
País: Estados Unidos
Año de emisión: 2007/2009
Cadena: ABC
Creador: Bryan Fuller
Temporadas: 2
Cantidad de episodios: 22