Tenemos cinco días para las islas griegas y hay que elegir entre cientas de ellas. Algunos nombres nos suenan a confiterías, hoteles alojamiento de Buenos Aires o mascotas de pequeño porte. Hay unas más conocidas que otras, la mayoría de los viajeros habla de las islas de las Cícladas, las más turísticas. De hecho la foto de la guía tiene la postal de Santorini, la perla del Egeo.
Vamos a lo seguro y elegimos Santorini. Tenemos la isla pero aparece otro "problema". ¿Qué ciudad: Oia, Fira o Pyrgos? Pyrgos es el pueblo elegido: la capital de Santorini hasta el 1800 y el punto más alto de la isla. Así esquivamos la marea humana que suele haber -y comprobamos- en los destinos más nombrados de la isla: Fira queda a 20 minutos en auto y Oia a media hora.
Ahora bien, llegamos a la isla de Santorini en un vuelo con escala en Atenas. Fuera del pequeño aeropuerto negociamos con un taxista que nos lleva al centro de Pyrgos por unos 18 euros. El clima templado combina con la chomba azul marino del conductor quien nos ofrece su teléfono para llamar a nuestro contacto en Santorini.
Pyrgos tiene la tranquilidad de un pueblo de menos de 700 habitantes, 33 iglesias bizantinas, capillas ortodoxas, calles zigzagueantes, y casitas pintadas de blanco y un azul eléctrico característico de la isla.
Bajamos del taxi y camino al departamento hay restos de cera de los festejos de Semana Santa donde el pueblo se ilumina con cientos de velas. Lo mejor: contemplar el atardecer desde la tarraza de Franco´s Café -muy cerca del castillo-, lejos de las decenas de personas que hacen guardia por horas en Oia para capturar una foto del atardecer. En Pyrgos está la mejor postal del mar Egeo, el resto de la isla e islas vecinas y nadie te apura para que te muevas.
A medida que subimos las calles se hacen más angostas y serpenteantes. Memorizamos un cartel de un local de souvenirs y un restaurante para no perdernos. En un rincón descansa un burro. Miramos al azul profundo del Egeo y agradecemos que los piratas que buscaban el tesoro de Atlántida no hayan llegado al pueblo.
¿Dónde nos alojamos?
Debajo del derruído castillo veneciano -víctima del terremoto de 1956- está el Luna Suites, una antigua caverna de 300 años donde almacenaban y producían vino. En la actualidad es un cuidado complejo de departamentos equipados con cocina -incluye Nespresso-, cama king size extremadamente cómoda, y una panorámica inmejorable que con una taza de café en la mano nos hace sentir George Clooney. La Suite Emerald de 40m2 es altamente recomendable. Fuera del departamento un jacuzzi ideal para relajarse y disfrutar un vino blanco, marca registrada de Santorini. El resto de las suites es una más hermosa que otra. Vale la pena la subida con las valijas, pensamos.
Pueden chequear la disponibilidad y comparar las tarifas del Luna Suites en los siguientes links: Para reservar con Atrapalo.com.ar hacé click aquí (si sos de Argentina podés encontrar promociones en cuotas)Es reconfortante recorrer el pueblo, cruzarse con los vecinos, saludarlos con un "Kalimera, kalimera", ver y sentir las flores que desbordan de las casas arregladas pero no tan impecables como en Oia. Hay pocos turistas, la mayoría de paso, lo que hace la estancia más agradable. Al único que escuchamos es a Marco, uno de los personajes del pueblo, mientras les pide a algunos automovilistas que esperen a que pase el bus. Siempre está de buen humor y un café en la mano.
¿Cómo moverse?
Hasta las 18.30 hs. salen buses de Fira a Perissa aproximadamente cada 30-40 minutos, la segunda parada es Pyrgos. Después de las 18.30 el bus no para en Pyrgos, pero se puede pedir bajar en la bodega Santo Wines y caminar unos 10 minutos.
También se puede tomar el bus que va hacia Akrotiri y pedir bajar en Santo Wines.
Desde Perissa:Cada media hora sale un bus con sentido a Fira. Después de las 18.30hs. el bus no para en Pyrgos, pero también se puede bajar en Santo Wines y caminar.
Desde Akrotiri:Si bien no hay un bus desde Akrotiri que pare en Pyrgos, podemos pedirle a quien vende los boletos que nos avise cuando llegamos a SantoWines para bajar y caminar hasta el pueblo.
Desde Pyrgos a Fira:El bus sale de la plaza principal de Pyrgos. Cada hora para un bus que se dirige a Fira. Si perdiste el bus, se puede caminar hacia la entrada del pueblo, cerca de la bodega Santo Wines y esperar el bus que va a Fira desde Akrotiri.
Desde Pyrgos a Perissa:También desde la plaza principal se puede tomar el bus a Perissa que pasa a cada hora.
El costo del ticket en todos los casos es de 1.8 euros y se compra arriba del bus.
¿Dónde comer?
Pyrgos tiene una gastronomía exquisita. Hay para todos gustos y bolsillos. Recomendamos los siguientes lugares y te contamos por qué:
BruscoFue el primer contacto que tuvimos con la comida griega in situ. Ubicado en la plaza de Pyrgos este pequeño local rústico, con mesas a la sombra de árboles es ideal para comer productos típicos sin terminar reventado.
Pedimos la Santorini Meze, una tabla compuesta de: fava -puré de arvejas-, tomates, pepinos, fetas de cerdo ahumado, alcaparras, berenjenas y queso feta. Nos jugamos por lo agridulce y agregamos una ensalada de espinaca, naranja, queso feta y nueces. Acompañamos con una Beptina, una cerveza de trigo más que refrescante. Todo por menos de 30euros.
Penelope´sLlegamos a esta taberna familiar griega -pegada a una iglesia- donde toma el pedido Yiannis -hijo-, Penelope -madre- que cocina de manera estupenda y Manos -padre-, que se pone a hablar de la vida. Disfrutamos del pulpo en vinagre -altamente recomendado- y tomates fritos. Para tomar pedimos vino de la casa. En total gastamos menos de 30euros.
Si quieren sumergirse en una casa griega, probar comida deliciosa preparada por una abuela, y charlar con un personaje como Manos no lo duden. Vayan.
Taverna KallistiEn la plaza de Pyrgos, arriba de la parada de bus se encuentra una de las tantas tabernas del pueblo: mesas y sillas de madera con manteles rojos, cuadros familiares y postales alusivas a la historia de la isla adornan el interior del local. Nos sentamos en la terraza e inmediatamente traen rebanadas de pan tostado con aceite de oliva -imposible parar de comer-. Al no estar decididos llega para ayudarnos Nikos, el simpático dueño del restaurante: "Hoy pollo y cerdo", sentencia. Nos gusta tanto la atención y la comida que volvemos a probar la mussaka -lasaña de berenjenas y carne picada- y cordero asado.
El chef se acerca a saludar y pregunta cómo estuvo la comida mientras en la mesa de al lado una familia numerosa se pone a bailar al ritmo de la música griega.
Tomamos cerveza Mythos, una lager ligera. De postre, cortesía de la casa, yogurt con miel, que no nos gusta. Platos generosos, buena parrilla y excelente relación precio/calidad hacen de esta taberna un lugar ineludible.
Cava Alta¿Qué pasa cuando se juntan en una cocina una española y un griego? La respuesta es una fusión entre comida griega y española que te vuela la cabeza: Cava Alta, un restaurante de techos altos y una lámpara negra que se lleva la mirada de todos. Ana, madrileña y dueña del restaurante se acerca a la mesa a comentarnos la carta y nos invita con raki -aguardiente típico de Grecia-.
De entrada: puré de brócoli con carne desmechada. Los principales: risotto de cetas y pierna de cordero con papas. Todo exquisito.
Cava Alta es un lugar para comer sin apuro y relajado: materia prima de calidad, comida sofisticada, y servicio excelente en una callejuela mágica de Pyrgos. Comimos por 50euros. Atención: reservar con anticipación.
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