Un sinfín de comerciantes atienden en sus puestos donde ofrecen especias, perfumes, tejidos, frutos secos, joyas, animales…etc.
La gente pasea con sus vestimentas típicas, los hombres llevan el típico thobe, una especie de túnica de blanco impoluto acompañado de la kufiyya, que es la prenda que cubre la cabeza y representa el orgullo por la identidad árabe.
Percibo algún que otro burka en las mujeres con indumentaria más conservadora. Por lo general van vestidas de negro sin oprimir ninguna parte del cuerpo. Va relacionado en parte con la religión que se profesa, el islam.
El Souq Waqif parece sacado de las 1001 noches. Nos perdemos por sus calles laberínticas y regalamos a nuestros sentidos el olor de las especias, de los aceites esenciales, los perfumes y el tacto de las ricas telas. También paseamos por los puestos del té y los frutos secos.
Los qataríes son gente afable de cara al comercio y vale la pena regatear, en su justa medida. En el mercado se aprecia que van a comprar y negociar y me gusta observarlos pasando desapercibida...
Para un occidental, este mercado tiene un halo de exotismo y hace que me transporte a tiempos del pasado...