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QSB (2): En boca cerrada no entran moscas. En blog desierto, ni Rita la Cantaora

Publicado el 01 julio 2010 por Elcocteldeloscuentos
QSB (2): En boca cerrada no entran moscas. En blog desierto, ni Rita la CantaoraJusto cuando andaba yo pensando en que no sabía qué contaros hoy, se me ha venido a la cabeza esta idea para la sección QSB, que ya estrené con el post sobre Podcast y mi método de Podcastear. Nuestro protagonista de hoy será el silencio cibernético, y sus funestos efectos para una casa de la net.
Quiero Ser Blogger (2): En boca cerrada no entran moscas. En blog desierto, ni Rita la Cantaora.
A veces yo misma me sorprendo de mis propias ocurrencias, sobre todo cuando rozan lo absurdo, como el título de este QSB.
De pequeñita (y juro que esto es un QSB y no un post de mi vida) me solían decir que hablaba mucho. Me decían que hablaba tanto, tanto, que la gente perdía la atención por lo que estaba diciendo. Había incluso veces que de tanto, tanto, tanto que hablaba, me tenían que mandar callar. En realidad, me lo siguen diciendo ahora, pero por supuesto hoy no soy una niña (¿o sí?) que contesta eso de: "soy una incomprendida", sino que he aprendido a aceptar que lo mío no sólo no tiene remedio sino que puedo sacarle algo positivo: este blog.
Uno de los consejos que se suelen dar en cualquier portal a la hora de hablar sobre cómo bloggear, es mantener el blog activo. Mantener un blog activo no tiene por qué implicar actualizarlo todos, toditos los días, y mucho menos cargar con la responsabilidad de, ¿qué narices cuento yo hoy (ja! yo cargo con ella, y si no, lee el principio del post)? Pero sí, actualizarlo con una periocidad regular, de modo que los lectores que entren atraídos por lo que contamos, no se vayan espantados o dejen de visitar nuestra bitácora porque hace semanas que, al entrar, lo único que ven es el último post que leyeron.
Con lo cual, eso de abrir un blog y luego dejarlo, pobrecillo, abandonado a la primera de cambio, no sólo es una mala práctica bloggera, sino que es una enfermedad llamada silencio cibernético. Primero porque quien lo abandona suele llevar muy poco tiempo intentando que lo leean, y segundo porque no sólo lo abandona, sino que no lo borra, y ahí se queda el pobre blog solito y desierto para toda la eternidad. Silencio cibernético, lo que os decía.
Yo sacio mi verborrea crónica en esta, mi casa de la net, y aunque no hables por los codos como una servidora, el consejo o la moraleja de este post es claro: no abandones tu blog a las primeras de cambio. Levantarlo desde cero, es difícil, pero si el propio autor no se implica en su escritura, los lectores no se van a interesar en entrar. Es importante, por tanto, hablar por los codos cibernéticamente. Hablar, hablar, hablar. Aunque lo que subas a una entrada te parezca que tiene poco sentido. Y es que a raíz de hablar o a raíz de pensar de qué hablar, pueden salirte entradas más sustanciales. Y, por supuesto, cuanto más escribas, más querrás escribir.
Hablar cibernéticamente en tu blog, implica también hablar en los blogs de los demás. Casi tan importante es escribir en el tuyo propio, como comentar en los de los demás. Digamos que los comentarios son una manera de combatir el silencio cibernético, pero en las casas ajenas, por lo que el concepto de hablar en la net, se amplifica a este segundo punto: los comentarios.
Por último, hablar no implica ser un bocazas. Mantener tu blog activo no significa tener que hablar de una manera despectiva, o de temas de los que no entiendes ni papa y encima, te atreves, con tus opiniones, a difamar, insultar o todas esas cosas feas, a los demás. Es como si yo un día me pongo a hablar de Economía (de la que, a la vista ha saltado este curso, tengo menos idea que un gato de jardinería) y me pongo a opinar sobre las cifras que dan los economistas de nuestro PIB y de las reformas económicas que están llevando a cabo los gobiernos en estos tiempos de crisis.
Habla, bloggero, pero habla bien. Cuenta cosas, haz que te lean, no abandones a tu pobre blog a las primeras de cambio y, si lo haces, recuerda que estaría bien que lo eliminaras, para que el pobre no se sintiera tan solito en la eterna vida de la eterna net.
Y yo, hablando, y hablando, como es costumbre en mí, me despido. No sin antes daros la bienvenida a julio. ¡Bienvenidos a julio, bandido y bandida!
Namasté!

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