¡Qué bien te sienta la felicidad!
Una sonrisa tan joven como el rocío matutino, ¡qué triste fue verla ahogada en lágrimas!
Caminas que parece que danzas, hablas con voz de poeta enamorado y de la miel de tus ojos resplandece un brillo dorado.
Te veo centellear y romper como una tormenta de verano, subir las revoluciones, acelerar el ritmo cardíaco.
Es el hambre de vida, el amor al fracaso y el tiempo resbalar por tus manos.
Eleva el viento, agárrame de la mano, ¡quiero conocer aquello que está censurado! Perderme por lugares vedados, caer en romances indeseados, robar corazones y plantar ilusiones.
¿No lo oyes? es la voz de la vida, nos desafía. Tantos secretos y tantas maravillas que se acabarán antes los días. Suerte, suerte en tu travesía. Corre, corre hasta que pierdas de vista esta orilla.
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