Llega un momento en el que los niños comienzan a hacer preguntas un poco más profundas, alrededor de los 4 ó 5 años podemos encontrarnos con dudas a la hora de responder algo que no sabemos cómo será aceptado por el menor.
Hoy en día, en nuestra sociedad, existen temas tabú, de los que nadie quiere hablar, que resultan desagradables y se evitan en la medida de lo posible, entre ellos está el tema de “la muerte”.
Algunas sociedades identifican la muerte como un momento que sella una etapa y precede a la siguiente, mucho más esperada.
Por ello, no la temen sino que la celebran y se alegran por la persona que ha marchado hacía ese otro lugar. Sin embargo, en nuestra sociedad, la vivencia de la muerte es totalmente diferente, con una connotación negativa, las personas tememos morir, no queremos que se acabe lo que tenemos en nuestra vida y pensamos que hablando menos de ella, quizás la tendremos más lejos.
En nuestra sociedad la muerte continua siendo un tema tabú muchas veces
Los niños viven ajenos a la muerte durante unos años, no están acostumbrados a ver, ni oír, nada relacionado con ella. De repente, se presenta alguna situación que les hace reconocerla, como la muerte de una mascota, el fallecimiento de un familiar cercano, cruzarse con un coche fúnebre…y les surgen multitud de preguntas al respecto. Los niños necesitan saber acerca de la realidad que les rodea para poder integrar conceptos y entender el mundo en el que viven.
A pesar de que resulta embarazoso y en muchas ocasiones se recurre a frases como “se ha ido al cielo” o “se ha ido muy lejos”, lo cierto es que los profesionales recomiendan:
– Ser sinceros, dar la información real, no inventar historias que al final serán descubiertas y les confundirán todavía más
– Todo tiene un final y la muerte es el final de la vida, al menos de lo que conocemos. Utilizando el lenguaje que cada uno crea conveniente, se puede expresar la realidad
– Si surgen otras preguntas como ¿yo me voy a morir? ¿mis padres se morirán pronto?, contestar a todas ellas. Es habitual que aparezca miedo al abandono e inseguridad en el niño ante la posibilidad de quedarse solo en el mundo. Podemos explicar la poca probabilidad que existe de una muerte repentina y la conveniencia de no angustiarse con ello
– Si el niño todavía no tiene la edad suficiente cuando se encuentra con el concepto de “la muerte”, podemos adaptar la explicación a su nivel de madurez y comprensión
– Debemos transmitirles seguridad. Admitir que estamos tristes por la marcha de ese familiar, que ahora estará en nuestro corazón o hablarles de las creencias que cada uno pueda tener al respecto.
A pesar de ser un tema que a los propios adultos les cuesta afrontar, es un concepto real del mundo en el que vivimos. Los niños, a una determinada edad, están preparados para comprender situaciones más complejas. Es necesario facilitarles la tarea con explicaciones válidas.
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