Y me gustaría. A pesar de conocer cómo funciona el PSOE: amagar y no dar. Pero de cualquier forma siempre es menos malo que el PP, ese gobierno que nos ha dejado en pañales y que se ha llevado hasta las toallas del baño.
Sin embargo, es difícil defender a este gobierno de Sánchez. Después de desdecirse en varias ocasiones, de parecerse al PP en el asunto master, de no publicar la lista de los amnistiados, de proponer impuestos de los que se retracta constantemente, de hablar como si fueran de izquierdas y actuar junto a sus coleguitas del PP y C’s, en la defensa de Juan Carlos I y la Monarquía. De otras cosas y, sobre todo, de haber tenido dos ministros dimitidos en tres meses, por salirle ranas.
Ahora resulta que, una ministra de este gobierno, Dolores Delgado, se reunía con la mayor escoria de las cloacas del Estado, el tal Villarejo. Y no sólo eso, además, al principio ha negado que tuviera alguna relación con él. Demostrándose luego, por las grabaciones, que ha mentido.
Y hay más, una ministra que pertenece a un gobierno que alardea de feminismo y de luchar contra la homofobia, en una grabación llama maricón a su compañero Marlaska, en un tono poco cariñoso, y confiesa que prefiere tratar con jueces y no con juezas. Algo incomprensible, cuando su partido dice estar tratando de conseguir una igualdad entre ambos sexos, esta señora ministra pretende mantener el estatus machista en la judicatura.
En fin, está claro para mí que una ministra de esta calaña no puede seguir ejerciendo el cargo. No sólo ha demostrado su desprecio homofóbico por su compañero Marlaska, no sólo ha puesto en duda su interés en la igualdad de género, además se reunía con un tipejo impresentable, lo más bajo de las alcantarillas estatales.
Ya sé que otro ministro dimitido es algo incomprensible y lamentable, pero mantenerse en el cargo, después de lo sabido, es inmoral. Sánchez parece haber elegido al azar, en el circo de su partido, y se ve que le crecen los ‘ministros’. Esto tiene muy mal cariz. Ahora que se podía aprovechar para poder cambiar algo –ya sabemos las limitaciones del PSOE al cambio--, resulta que tres ministros, en menos de cuatro meses, han salido ranas. Y, la oposición, a degüello.
Si a este continuo dislate sumamos la dificultad para aprobar los presupuestos, debido a la deslealtad y a la desvergüenza de unos partidos que siendo minoritarios en el Congreso, tienen mayoría en la Mesa del mismo, y los han parado, tendremos que pensar que habrá que prepararse para unas elecciones próximas.
Unidos Podemos puede y debe ayudar a cambiar las cuestiones que beneficien a los más necesitados y castiguen a los que se han beneficiado de la crisis sin reparo y han dejado en la indigencia a muchas familias, haciendo que la brecha entre los poderosos y los más necesitados sea cada vez mayor. Pero, ¿es posible ayudar a este gobierno cuyo descrédito crece cada día, por torpezas e incumplimientos? ¿A qué precio? Difícil, muy difícil. Y ahora nos podemos preguntar: ¿Habrá más ministros implicados en casos incompatibles con su puesto? ¡’Chi lo sa’!
Salud y República