Que digan lo que quieran, pero antes que nos pidan permiso

Publicado el 15 febrero 2014 por Catalega @Catalega
A los actuales dirigentes de ‘Esquerra Republicana de Catalunya’ (ERC) siempre los he tenido por bocazas, por extremistas que utilizan la demagogia, la mentira y los cuentos para embaucar a la ciudadanía e intentar acercarla a sus radicales puntos de vista. Y desgraciadamente les va muy bien, porque las encuestas cada día les otorgan mejores resultados y seguramente en próximas elecciones obtengan, incluso, más votos que ‘Convergència i Unió’.Y digo que son unos bocazas porque solo hay que ver la actitud del diputado de ERC, Joan Tardà, contra los empresarios alemanes afincados en Cataluña que el pasado lunes advirtieron sobre las nefastas consecuencias que sobre Cataluña tendría la separación del resto de España. Pues bien, el Sr. Tardà lanzó un rebuzno en Twitter al decir que "Es penoso que directivos de empresas alemanas, enriquecidas gracias al nazismo y cómplices de millones de asesinatos critiquen el nacionalismo catalán". Ahí queda eso.Parece que en eso se resumen los ideales políticos de este representante de la soberanía Nacional, todo el que no opine como yo es un facha, un nazi o un dictador. Así entiende la libertad de expresión este individuo.Y estos días en un programa de radio he escuchado una comparación muy certera con esta afirmación. Comentaban que si para este político de ERC cualquier directivo de empresa alemana es un nazi, ¿qué opinará de la SEAT, de sus directivos y trabajadores?, porque hay que recordar que la SEAT, empresa que se encuentra afincada en Cataluña, fue creación del régimen dictatorial de Franco, y con patentes de FIAT, empresa italiana, controlada por aquel entonces por el régimen fascista de Mussolini y actualmente la SEAT pertenece al Grupo Volkswagen, poco más habría que decir.Ayer viernes, el político catalán hacía público un nuevo tweet en el que decía "Lamento haber podido ofender a algún empresario alemán, al igual que ofende que se haya asociado el carácter pacífico del nacionalismo catalán con la violencia", ¡vaya forma de pedir disculpas!, mezclando churras con merinas.De todo esto lo que tengo claro es que el Sr. Tardà piensa poco lo que dice, que se mueve por el rencor y que después de soltar la barbaridad que soltó ha tardado 4 días en rectificar, en pedir disculpas a su manera. Así entiende esta gente la libertad de expresión, “que digan lo que quieran, pero antes que nos pidan permiso”, le ha faltado decir.