Que Dominique A nos ilumine (Vers les lueurs)

Publicado el 08 julio 2013 por Ana Calpena Santana

Entre la luz y la sombra, nada más.


En estos días de luz y energía en que parece que todo es posible, que todo sale a la luz, que la expresividad gana terreno a la ocultación, Dominique A, concretamente su último álbum Vers les lueurs, se convierte en la mejor bandera a enarbolar, en la mejor cura ante la negatividad. No es de extrañar  que el álbum quede inundado de palabras como les nuages, le  feu, le bleu, l’ombre, éteindre, l’aube, le ciel ouvert, la nuit, la lumière, la chaleur, le lueur,  etc. (nubes, fuego, azul, sombra, apagar, alba, cielo abierto, noche, luz, calor, resplandor). Un vocabulario donde se juega con airear malas artes, con iluminar ciertas vivencias o con revelar lo escondido. La dualidad oscuridad/claridad si no es central, al menos es algo más que una metáfora; una transmisión de un estado de ánimo, que al fin y al cabo es lo que contiene básicamente cada canción. Un disco en realidad lleno de luz bien para huir de ella por extrema, bien para encontrarla.



Rendez-nous la lumièreRendez-nous la beautéLe monde était si beau Et nous l’avons gâchéPartiendo de los títulos, la intención es evidente. En Rendez-nous la lumière nos pide que se despeje el mundo, que haya más diversidad, que el paisaje sea más salvaje, que no acumulemos tanto; una defensa del vegetarianismo y del cuidado al medio ambiente. En nuestro presente la lluvia, una lluvia naranja y malva nos da besos que espantan. Pero ante todo es una esperanza, un reclamo, una petición de que la luz vuelva y llegue la claridad a nuestra conciencia. Esto ya le venía de antes.


Mais comment vais-je faire pourTe faire passer le gout du feu ?Mais comment vais-je faire pour Pour te ramener vers le bleu ?



En Vers le bleuasistimos a la historia del hermano; de la protección y ayuda al descarriado. Aquí la luz es excesiva, se ha convertido en fuego que quema y se pretende bajar de nivel y llegar hasta el azul, hasta la luz del día, a la claridad sin peligro de arder, de sobrepasarse.





La canción que juega con el título del disco y que aparece en último lugar del corpus principal es todo un homenaje al renacer. En un crescendo que nunca llega a ser estridente, Par les lueurs es un empuje suave, un consejo dicho con tacto. La música tarda en aparecer y también después su voz: envoltorio que te eleva del suelo, del asfalto, para hacerte ver que en esa calma e incluso en ese vaivén de nuestro día a día uno puede tener atisbos de conciencia; que nos pueden atravesar fulgores. El cambio de preposición del título del disco Vers les lueurs (hacia) a la canción Par les lueurs (por) es la esperanza y el propósito hecho presente: “Nous voilà traversés / par les lueurs”.


Característico gesto de Dominique A.



Dominique A es la abreviación de Dominique Ané y nació en el particular año francés del 68. Se estaba formando el futuro Dominique con las revueltas de por medio. Parece una bonita metáfora, un perfil a lo bruto de las consecuencias posibles: un hombre duro de aspecto, grande, con la cabeza completamente despejada y  habitualmente vestido de negro. Su música que tiene tacto, palabra exacta y compromiso se convierte en el escenario en furia, calor y mucha energía. Y esa furia se combina con una gestualidad de director de orquesta. La dureza del rostro y la descarga enérgica de su cuerpo se combina con unos brazos que son en el escenario, extensión de la mano creativa del compositor. Es todo un espectáculo, un dominio de la escena que deriva de la fuerza de sus canciones.


Entre ojos y hojas.



Vers les lueurs, álbum que se presenta con ilustraciones de Gabriella Giandelli es el noveno álbum del francés que casi al mismo tiempo ha publicado su primera novela Regresar que ha editado en España Alpha Decay. Parece ser que es una breve novela centrada en sus recuerdos de infancia en Provins donde el lugar adquiere completo protagonismo. La importancia del espacio: desde el terreno mismo, la naturaleza (la elección de las ilustraciones para el álbum no es una elección puramente estética) hasta el horizonte, el cielo, el aire que respiramos. Al fin y al cabo, el espacio en el que nos movemos y bajo el que nos movemos, más que contextualizar al hombre le define y le proporciona vida. Así que, a escuchar a Dominique A y que nos insufle algo de claridad.