El médico harto de vivir que no debería ni ejercer, el empleado de banca deprimido que no sabe ni sumar, comerciales que con tal de vender te la meten doblada, camareros de mala cara, y en general, todo aquel que, de una forma u otra, no está capacitado para realizar la labor que está llevando a cabo, cuyos fallos a veces implican algo mas que perder unos euros.
¡JODER, QUE LOS QUE PAGAMOS SOMOS NOSOTROS!
El resultado de poner una reclamación en cualquiera de estos casos, cuando alguien no ha hecho las cosas como debería, es siempre el mismo, sobre todo cuando se trata de organismos: cartita en el buzón pasados dos o tres meses, en la que amablemente te piden perdón y te dicen que van a intentar subsanar las deficiencias denunciadas.
Pero los tipos y tipas que dan lugar a estas situaciones, siguen sentados en su lugar de trabajo haciendo lo mismo un día tras otro, tapándose los unos a los otros, lo cual hace casi imposible demostrar lo sucedido. Resumiendo, cada vez hay mas irresponsables y cada vez se la pela más a la gente. Con el paro que hay hoy en día, seguro que gente con ganas de trabajar no faltaría como para sustituir a todos estos fichajes de los que hablo.
La solución sería bien sencilla: estableciendo un sistema de AMONESTACIONES, es decir, que de alguna forma, al denunciar la mala gestión o trato recibido por parte de uno de estos inútiles, se fueran acumulando, y que llegado un número determinado de AMONESTACIONES recibidas, el susodicho se viera obligado a estar 6 meses suspendido de empleo y sueldo. Y 6 meses que se podía sacar a alguien del paro, que seguro le venía de escándalo.
Anda que no iba a cambiar la cosa!