El sonido es extraño cuando proviene de alguien que no suele hacer ese tipo de comentarios.
"Para mi que me han hecho brujería" -me comentó hace unos días un amigo que estaba pasando por una de esas rachas de la llamada " mala suerte".
"No lo creo" -le dije- "Seguramente es tu imaginación". Porque a veces eso es lo que es, simplemente alguna idea rara que se nos mete a la cabeza la que nos hace creer que algún tipo de treta del destino nos hace caer en ciertas situaciones desafortunadas de una forma tan reiterada que simplemente nos hace llevarnos las manos a la cabeza y decir "¿por qué a mi?".
Y es que no sólo son para motivos de la mala suerte el hecho de tener un destino desagradable, también hay que darnos un poco de crédito. A veces nos cargamos un karma o una energía bastante pesados.
La gente generalmente no carga -o cargamos- en nuestras conciencias dicha energía o dichos actos que ciertamente son propios de cualquier ser humano, pero que a su vez, siempre acarrean sus buenas consecuencias.
Recuerdo que en la preparatoria me tocó hacer un poco de " bullying". No fue algo agradable -bueno en realidad si, pero sólo por ese momento- porque siempre a uno le da por ese cierto remordimiento que no se puede evitar y que hace que recapacitemos nuestra posición varias veces.
Todo esto no era de a gratis. Siempre nos sentíamos de la patada -porque no solamente era yo el que lo hacía, claro, supuestamente éramos más "hombres" cuando atacábamos a alguien en grupo"- y constantemente nos ocurrían situaciones que a veces simplemente adjudicábamos a nuestra mala suerte. Pero, ¿por qué dejaron de sucedernos al dejar de hacer eso?
Brujería, quizás. "Ese maldito debe estar vengándose de nosotros" decíamos constantemente. Pero la realidad era que éramos nosotros los que forjábamos ese " mal destino" hacia nosotros. No había otra explicación.
El nivel de excitación que sentíamos al superiorizar nuestra actitud para pisotear a alguien más siempre trae su buena resaca. Aunque, muchas veces no lo vemos así.
Muchas veces, nos preguntamos la causa de algunos males que no necesariamente resolverán los " hermanos de la caridad y del destino", sino que simplemente están ahí porque hay siempre esa estúpida idea producto de nuestro ego, de que en algún universo alterno, utópico y surreal, somos completamente indestructibles.