Se equivoca quien piensa que los cinéfilos son aquellos a quienes les gustan las buenas películas. Las buenas películas les gustan a cualquiera, pero solo los muy amantes del cine pueden apreciar las malas películas.
Pero la cosa cambia si adoptamos unas reglas menos estrictas y menos basadas en la literatura y el teatro, donde tenga cabida el cine como espectáculo visual y como experiencia emocional. Es entonces cuando podemos apreciar títulos comerciales de terror como este, así como de comedia, de acción o de superhéroes. Hay cientos de películas que podrían ocupar el lugar de La monja en esta lista; cada uno que elija la que quiera.2. Los bingueros (Mariano Ozores, 1979): La españolada casposaLa comedia española del franquismo y de la transición es uno de los géneros más denostados; a la supuesta falta de calidad de las películas de esta época se suma un fuerte componente de rechazo por cuestiones ideológicas, ejerciendo el cine una función de chivo expiatorio de una época de la que España quiere alejarse. Se trata de producciones muy modestas, con rodajes muy apresurados y diálogos improvisados en el doblaje, que se aprovechaban de la desaparición de la censura para mostrar desnudos femeninos gratuitos y hablar de los temas políticos y sociales candentes del momento. Los bingueros respondía a la legalización del juego en España.Desde hace ya algunos años, cierto público reivindica este cine desde una mirada kitsch. Lo cierto es que, al margen de otras cuestiones, Pajares y Esteso eran unos grandes humoristas, Mariano Ozores dirigía con mucho oficio, y el éxito continuo desde hace 3 décadas del programa Cine de Barrio muestra que, pese a quien pese, la españolada nunca ha dejado de tener una mayoría silenciosa de seguidores.3. Una proposición indecente (Adrian Lyne, 1993): Puritanismo pretenciosoLa llegada al mundo del cine de directores que venían de la publicidad o del vídeoclip, a partir de los años 70, y la supuesta contaminación del séptimo arte por los recursos propios de esas formas de comunicación consideradas como de más bajo nivel, levantó ampollas en su momento y todavía no ha sido del todo asimilada, formando parte según muchos del mal cine. Adrian Lyne, como Alan Parker, los hermanos Scott o Michael Bay, no buscaba la verosimilitud en sus imágenes, sino el impacto y la belleza, entendiendo esta última dentro de un concepto artificioso y recargado, hortera, para entendernos.La pirotecnia visual y las canciones pop que suenan continuamente se mezclan aquí con el high concept de Hollywood, otro icono del mal cine: películas surgidas a partir de ideas de marketing muy básicas que se puedan resumir en frases publicitarias pegadizas. En este caso la campaña publicitaria era ¿se acostaría usted con alguien por un millón de dólares? Esta idea de base, desarrollada mediante un esquema tan simple como puritano, catapultó a la película a un gran éxito comercial, pero también a ser considerada la peor de su año.4. El color de la noche (Richard Rush, 1994): Thriller erótico fallidoUn director pretencioso sumándose a un género de moda y fracasando es otro clásico del mal cine. El éxito de La mano que mece la cuna y de Instinto básico desencadenó en los años 90 una oleada de thrillers psicológicos, muchos de ellos con abundante carga erótica. Bruce Willis, que ya tenía experiencia en el campo de los bodrios con El gran halcón, quiso probar suerte en el género de la mano de Richard Rush, un director independiente setentero amante de los ralentís y de los planos con espejos.
En el caso de Almodóvar, la unanimidad es total respecto a cuál es su peor trabajo. Una comedia sin ritmo ni brillo, y con gags de humor basto que darían vergüenza ajena hasta a un bandarra de la ESO. El único momento en el que se ve que por ahí anda un director que sabe hacer cosas es el número musical I'm so excited!, que acertadamente se utilizó como título internacional de la película.7. Madre! (Darren Aranofsky, 2017): ¿Obra maestra incomprendida o pestiño?Seguimos con cine gafapasta y de prestigio, pero ahora entrando ya en un terreno más resbaladizo. Las películas controvertidas que para algunos son un despropósito evidente pero, para otros, o bien se han adelantado a su tiempo o bien el público y la crítica ignorantes no las ha comprendido. Es cierto que títulos hoy venerados de Kubrick, como Barry Lyndon o El resplandor, fueron recibidos a tomatazos en su momento, pero también es todavía más cierto que no todos los chavales que suspenden la selectividad acaban precisamente siendo Einstein. ¿Será en el futuro una película de culto (y no de culto camp) Madre!, la obra que le valió una nominación al Razzie al peor director a Darren Aranofsky, uno de los grandes iconos hipster, para escándalo de sus barbudos fans? Se trata de un trabajo indudablemente arriesgado, pretencioso, grandilocuente, excesivo y pasado de rosca, donde la manzana de la discordia está en opinar sobre si todas las metáforas de personajes e historias de la Biblia que trufan el relato producen sinergia o todo lo contrario. El hecho de que la película tenga una estructura circular, mientras que la Biblia es claramente un relato lineal con principio y fin, apunta en principio hacia que Aranofsky andaba un poco perdido, pero estamos ante un título que despierta de todo menos unanimidad.8. El vengador tóxico (Lloyd Kaufman y Joe Ritter, 1986): Gore y serie ZA veces el mal gusto es buscado deliberadamente. La productora Troma se creó en los años 70 para llevar a cabo subproducciones gamberras que mezclaban el humor y el gore. El vengador tóxico fue su mayor éxito y el origen de una saga de películas que eran cutres porque querían serlo, que sabían que no tenían posibilidad de llegar a los circuitos tradicionales, y que se distribuían a partir del boca oreja entre un público principalmente adolescente y ávido de sensaciones fuertes.
The room es una tragedia sobre la condición humana donde su autor se desnuda física y espiritualmente para contarnos lo que él considera que es la verdad sobre los hombres, las mujeres y el amor, y su dolida experiencia como víctima de este último, con un lenguaje audiovisual que nos lleva a pensar que su formación se limita a telefilms y culebrones en televisión. La mezcla de risa y desconcierto que produce el resultado la ha convertido, merecidamente, en un clásico que lleva casi 20 años recorriendo los festivales de cine cutre de todo el planeta.