¿Qué es eso de vida personal?

Por Falcaide @falcaide
Mucho se habla de conciliar vida profesional y personal. Malos tiempos corren si hay que esperar a salir del trabajo para disfrutar de la vida. Lo siento: toda vida es per-so-nal. José María Ortiz, al que citamos en el post ¿Vas sobrado de tiempo? me comentaba en una ocasión: "El trabajo no puede ser una fuente de créditos para consumir fuera de él, considerando que es entonces cuando realmente vivimos. La vida profesional es, sin duda, vida personal, porque toda vida es personal (…); la mayoría de las experiencias satisfactorias se producen en el trabajo: retos en los que ponemos el alma, situaciones en las que nos sentimos tan inmersos que se nos pasa volando. Y poner el alma significa pasar del desear al querer, de la atracción de un producto externo a la satisfacción por la mejora interna”.
Ya aquí en otra ocasión citábamos a José Aguilar, socio de Mind Value, quien me decía:
"Conciliar no es hacer equilibrios entre dos agendas, la privada y la profesional, en busca de un balance más satisfactorio. Conciliar tiene que ver, en primer lugar, con el empeño por encontrar una ocupación coherente con las capacidades, intereses, gustos y proyectos de la persona. De otro modo, este verbo se convertiría en un eufemismo para designar una realidad más inconfesable: a ver cómo reduzco el tiempo dedicado a un trabajo insatisfactorio para buscar compensaciones en mi vida privada. Un modo más optimista de conjugar el verbo conciliar sería: a ver cómo puedo encontrar más satisfacciones en mi vida, tanto a través de la dimensión profesional como en la personal”.
Y continuaba:
"La conciliación entendida sólo como una racionalización de los horarios laborales y una cierta flexibilización en la organización de la actividad es una medida interesante como punto de partida. Sin embargo, la conciliación es mucho más. La conciliación es estar bien con uno mismo; la capacidad de integrar, no sólo en términos de agenda sino en términos globales, lo que es el trabajo dentro de la propia vida; que la vida en conjunto resulte satisfactoria y que el trabajo dentro de esa satisfacción aporte valor y no lo reste; que el trabajo no sea sólo una tarea que debemos cumplir para obtener recursos y disfrutar en otras parcelas extralaborales. A veces, las empresas realizan grandes esfuerzos por implantar medidas de conciliación que tienen un impacto muy pequeño en los niveles de satisfacción de la gente. La conciliación tiene dos dimensiones: la externa, que la tiene que dar la empresa; y otra interna, y más importante, que depende de cada uno. El reto es que el trabajo se convierta en una de las dimensiones satisfactorias de nuestra vida; y en la medida en que la empresa crea las condiciones para que así sea, a lo mejor ayuda más a conciliar que simplemente modificando algunos aspectos del horario. Pienso que la conciliación empieza por uno mismo. Es mucho más fácil conciliar cuando el propio trabajo nos satisface".
Veo a mucha gente insatisfecha con su vida. Alguna vez hablaré de lo que he denominado Conversaciones Underground; y lo de Underground, no hace referencia a los bajos fondos, sino a Conversaciones del Metro, del Tube, como dice la british people.
Es bueno de vez en cuando coger el metro de vuelta a casa. A poder ser cuando a última hora del día cuando uno viene calentito o cargadito del día y se explaya a gusto. Las conversaciones, casi todas, tienen un cariz parecido: despotricar contra el jefe, la compañera o cualquier otra decisión de la empresa. Es cierto, como dicen los psiquiatras, que se habla más de lo negativo que de lo positivo porque hablar sirve para descargar como alivio psicológico, pero creo que la cosa pasa de castaño oscuro...
Cuando se dedica más tiempo a quejas, lamentaciones, críticas... algo no va bien en  la vida propia y es momento de cambiar. Los sentimientos jamás engañan. Si algo te hace sentir bien, por ese camino andas bien; si algo no te hace sentir bien, ése no es tu camino. A veces los lloros pueden estar justificados, pero a menudo son producto de las insatisfacciones propias. Quien no está contento con su intorno lo acaba pagando con su entorno...  Por supuesto, y si quieres encontrar justificaciones para no cambiar, las acabarás encontrado... Lo decía Molieré en El Misántropo: "No hay nada que la gente no pueda ingeniárselas para elogiar, reprobar o encontrar una justificación acorde con sus inclinaciones, prejuicios y creencias".