Qué es la adicción a las personas, un trastorno olvidado

Por Vero_loventine @loventine

Enfermedades hay muchas, algunas más conocidas que otras. En la fila de las poco reconocidas y atendidas se ubica la adicción a las personas. ¿Qué es eso? Pues, como su nombre lo indica, implica ser demasiado dependiente de otros. Según los expertos, aparece cuando alguien deja que el comportamiento de otro (o de otros) lo afecte en sobremanera y por eso limita el desarrollo personal al ajustarlo a los parámetros ajenos.

Este trastorno es frecuentemente ignorado y no atendido, pero no es algo nuevo. De hecho, un equipo de estudiosos lo analiza desde hace 14 años. Quienes más se metieron en el tema en Argentina fueron Inés Olivero y Mónica Picheu, psicóloga y psiquiatra respectivamente. Ambas escribieron un libro al respecto y disidieron fundar una organización para ayudar a los que sufren esta enfermedad.

Conociendo más sobre la adicción a las personas

La manera de reconocer que alguien sufre esta adicción es primero averiguando qué significa el término en si. Ser adicto es tener dependencia de algo o de alguien y dejarse manejar por eso. Al principio se siente placer y genera la sensación de estar llenado un vacío, pero luego se instala el sufrimiento porque es imposible ajustar constantemente la propia vida a esa adicción.

Particularmente, ser adicto a una persona implica estar más preocupado por lo que esta hace, dice o piensa, que por la propia vida. Esto reduce el autoestima y la capacidad de independencia, generando que la vida se vuelva algo ingobernable.

De esa manera, el sentimiento positivo y negativo se alternan, afectando gravemente la salud y las relaciones sociales. Por una parte se es feliz al poder hacer todo lo que el otro quiere, pero se sufre por no poder desarrollar plenamente la personalidad.

Este trastorno puede ser sufrido por todo tiempo de personas, sin importar edad, género, profesión o escalafón socio- económico. Las expertas señalan, a modo de ejemplo, que ellas atienden 300 casos semanales.

Dependiendo de cuándo se recurra al especialista y se solicite ayuda será el grado de dificultad presente en superar la adicción. El principal problema radica en que suele ignorarse el trastorno hasta que se vuelve algo insoportable, lo cual hace más dificultosa la cura.

Para las especialistas, esta situación es común entre las parejas por “miedo de que el otro/a se ofenda”.  Es decir que la base de este comportamiento es el miedo, a veces infundado, de dañar al otro. Según sea lo que se limite, se establece el grado de codependencia. Esto puede ir desde dejar de ver a algunas amistades hasta renunciar a algún trabajo, pasando por no practicar un hobby. El sentimiento poco a poco se trastoca en en tristeza y angustia, y empobrece el vínculo.

Sin embargo, también puede aparecer esta adicción, aunque con menos frecuencia, en relaciones familiares, de amistad o hasta de trabajo. La forma de detectarlo es la misma: preguntarse si hay miedo a ser uno mismo por preocupación de dañar al otro.

Por otro lado, Inés Olivero y Mónica Picheu indican que las personas a veces sufren este trastorno porque creen que ser independientes es ser egoístas. Pero hay que entender, dicen ellas, que para nada es una falta de respeto a la pareja, familia amigos, jefe o compañeros de trabajo. Se trata simplemente de tener libertad de elegir dentro de una común y armoniosa convivencia. El secreto está en saber negociar entre los tiempos, gustos e intereses propios y ajenos; de esa forma el vínculo será parejo y con iguales derechos y deberes.

La forma de recuperarse de esta enfermedad empieza primero con la autoaceptación de que se está viviendo de forma insatisfactoria. Es decir, que es necesario reconocer que se sufre este trastorno para acceder a la cura. A partir de allí se práctica con los especialistas como mejorar el autoestima y cómo aprender a respetarse y a hacerse respetar, a la vez que se mantiene una consideración (normal y no enfermiza) hacia los demás.

Test para detectar el trastorno

Para poder conocer si se sufre de adicción a las personas, las expertas proponen a sus pacientes que se realicen una autoevalución consistente en responder si o no a algunas preguntas. Algunas de ellas son:

¿Estoy pendiente de las necesidades del otro y me esfuerzo en complacerlo, aún cuando no me lo pida?

¿Todo lo que hago por el otro me parece poco? ¿Nada es demasiado costoso o problemático si con eso puedo ayudar?

¿Es frecuente que me sienta avasallado o que no pueda poner límites?

¿Soy capaz de hacer cualquier cosa con tal de que una relación no se disuelva?

Como puedes ver, autoevaluarse es un paso muy simple que sólo requiere mirarse interiormente y ser sincero con uno mismo. A partir de allí el camino sólo puede ser en sentido positivo y para mejorar. Vale la pena reconocer el problema si eso garantiza ser feliz.

Más información:

entremujeres.clarin.com