En 2020 se cumplen veinticinco años de la Conferencia de Beijing, un hito en la lucha internacional por la igualdad de género.
La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, también conocida como Conferencia de Beijing, se celebró en 1995 en la capital china. Las Conferencias Mundiales sobre la Mujer organizadas por la ONU tenían como objetivo avanzar en los derechos de las mujeres acordando objetivos comunes. Las tres primeras se celebraron en Ciudad de México en 1975, en Copenhague en 1980 y en Nairobi en 1985. En ellas se establecieron objetivos para favorecer la igualdad en ámbitos como el empleo, la salud o la educación, y se insistió la importancia de que los Gobiernos actuasen en el ámbito nacional.
Los avances de la Conferencia de Beijing se materializaron en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, firmada por 189 países. La Declaración está enfocada en el empoderamiento de la mujer y establece medidas para avanzar hacia la igualdad en doce ámbitos, incluyendo salud, violencia de género, economía o conflictos armados. Sin embargo, el documento no es jurídicamente vinculante, sino una muestra de voluntad política con una serie de recomendaciones. Son los países los que deciden si traducir la declaración en medidas concretas que aseguren, entre otras cuestiones, la presencia de mujeres en cargos públicos o su protección frente a la violencia de género. Hasta el momento, ningún país ha cumplido todos los objetivos ni ha logrado una igualdad de género plena.
Más allá de la Declaración, la Conferencia de Beijing marcó un punto de inflexión. Además de reunir las delegaciones de los distintos países, las organizaciones no gubernamentales de mujeres celebraron un foro paralelo, fortaleciendo el tejido asociativo y dando espacio a nuevas voces. Otra de las innovaciones de Beijing es que consolidó el gender mainstreaming, o transversalidad de la perspectiva de género, que consiste en incorporar esta perspectiva al desarrollo de políticas públicas. Es decir, las políticas de género no se llevan a cabo solo desde un ministerio concreto, sino que el género se tiene en cuenta en políticas de cualquier ámbito. La Conferencia de Beijing fue el punto de partida para que los Gobiernos nacionales implementaran este enfoque.
El seguimiento de los objetivos de la Conferencia se hace cada cinco años en una reunión en la Asamblea General de la ONU. En ella, cada país presenta un informe nacional que refleja sus avances, con los que luego ONU Mujeres elabora un informe global. El informe de 2015, coincidiendo con el 20º aniversario de la Declaración, indica que los avances son demasiado lentos. La situación para las mujeres y niñas en muchos lugares no ha mejorado desde 1995, incluso ha empeorado.
Diez mapas y gráficos para entender la brecha de género
La siguiente reunión, Beijing +25, debería celebrarse en 2020, aunque algunas de sus citas se han pospuesto a 2021 debido a la pandemia. Para esta edición, ONU Mujeres participa en el Foro Generación Igualdad, que se basa en la solidaridad feminista, el liderazgo de los jovenes y el poder del activismo para lograr avances significativos en la igualdad de género en todos los ámbitos. Estos incluyen la igualdad de remuneración, que el hombre comparta con la mujer el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, el fin del acoso sexual y violencia contra mujeres y niñas, servicios sanitarios adecuados y una mayor participación femenina en la toma de decisiones empresariales y políticas. Aunque todavía quedan retos por delante, en sus veinticinco años la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha inspirado a Gobiernos de todo el mundo en materia de igualdad y ha visibilizado la necesidad de incluir la dimensión de género en las políticas públicas.
¿Qué es la Conferencia de Beijing? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.